En el último capítulo del 2024, de esta serie de entrevistas que han marcado la trayectoria de diferentes personalidades de nuestra ciudad, hoy nos toca conocer más acerca de Roberto: una persona que, con dedicación, ha encontrado cómo transitar los rumbos de su vida con templanza y esfuerzo.
Él nos invitó a conocer cómo fueron sus primeras etapas y con quién estuvo acompañado en cada una de ellas. Como también nos sumergió en su completa etapa profesional y todas las actividades que ha realizado en toda su trayectoria.
- ¿Qué destaca de su infancia y/o adolescencia?
Tengo muy lindos recuerdos de la casa donde transcurrió casi toda mi niñez y comienzo de mi adolescencia, que es dónde actualmente vivo. En aquel entonces, en el año 1950, lo que actualmente se llama Barrio 27 de noviembre, en ese momento era casi campo, con algunas edificaciones aisladas. En lo que respecta a construcciones importantes se destacaban la Cooperativa de Tamberos y la Barraca de los Hermanos Harán. En ese momento, existían lugares propicios para que, con mi hermano y algunos amigos, deambuláramos por la zona sin ningún peligro y descubriendo cada nuevo lugar. De aquella época, recuerdo a los Ugarte, Miguel Osuna y unos pocos más.
Con la entrada a la adolescencia esas relaciones cambiaron y mi casa era el punto de reunión semanal de mis compañeros del secundario, sobre todo en verano donde la pileta reunía un gran grupo y nos juntábamos por cualquier motivo que surgiera. En ese grupo se encontraba la persona que sería mi novia y luego esposa, Marta Pagliano.
- ¿Cuáles fueron sus motivaciones para estudiar y dedicarse a la arquitectura?
Cuando terminé el secundario, llegó el momento de decidir cómo sería mi futuro y, debido a ello, partí a la ciudad de Santa Fe con la ilusión de ser Ingeniero Químico, junto con uno de mis amigos, Luis Otegui. Aun así, este paso no duró mucho y en unos meses decidí volver ya que esa carrera no era para mi.
Luego, la tradición familiar influyó y, al año siguiente, comencé Arquitectura en Buenos Aires. Fueron años intensos en el que aparecieron nuevas cosas, como el traslado a Capital, nuevos amigos y diferentes actividades.
- ¿Cómo fue su evolución profesional? ¿Qué cree que fue lo más importante que aprendió de su profesión a lo largo de su trayectoria?
Gracias a un tío arquitecto que vivía en Buenos Aires conocí muchos aspectos de la futura profesión, que lograron que me adentrara más en la misma. Pero, al finalizar los estudios, el pago chico tiraba y con un amigo ingresamos al estudio de mi tío en Pergamino y comencé a trabajar en obras que se desarrollaban en la ciudad.
En la década del 80, mi actividad cambió un poco y pude desarrollar uno de mis gustos dentro de mi profesión, la Planificación Urbana.
Junto con un grupo de colegas comenzamos un curso de posgrado, nuevamente en Buenos Aires y, por dos años, viajamos para estar presentes en la Universidad de Belgrano.
- ¿En qué otras actividades te destacaste?
Luego de haber continuado en la actividad privada con mi profesión hubo momentos en que estuvo flojo y, ahí, fue cuando acompañé a mi señora en sus emprendimientos; primero de tejido (durante más de 10 años) y posteriormente, junto con mis hijos, en una fábrica de alfajores.
El 2009 marcó el fin de todas estas actividades, luego de que comencé una nueva etapa en la actividad pública tras haber sido invitado por el intendente Gutiérrez. Transcurrieron 14 años junto a un gran equipo de compañeros, hasta que llegó el momento de jubilarme.
Actualmente, ya estoy retirado de la actividad municipal, pero continúo con la parte profesional, ya que algún cliente nuevo y viejos comitentes siguen consultándome por alguna obra nueva o reforma.
En medio de todos esos años que fueron realmente intensos, me llegó el casamiento y, durante 10 años, viajé semanalmente a Buenos Aires. Para que, posteriormente, llegaran nuestros hijos: María Cecilia y Pablo.
- ¿Considera que cumplió sus objetivos en general?
Ya son 78 años, donde la edad y los acontecimientos pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Con una variedad enorme de situaciones, colores de la vida, disfrutes, penas, pérdidas, muchas ganancias y más de cincuenta años de casado, con dos hijos y dos nietos: Marco y Benicio.
Yo creo que sí, que volvería a comenzar de nuevo con situaciones similares donde estén los mismos actores.
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