Para tener una mejor calidad de vida o con la intención de buscar nuevas experiencias, son muchas las personas que eligen emigrar de su país de origen.
En algunas casos, emigrar genera un impacto emocional. De esta manera, surge el síndrome de Ulises, una manifestación de las complejidades psicológicas que acompañan a la vida de aquellos que han abandonado su patria.
Este cuadro psicológico puede ser conocido como el síndrome del inmigrante que padece de estrés crónico y múltiple.
El término surgió por un psiquiatra español llamado Joseba Achotegui en el año 2002. Lo destacaba como un cuadro psicológico que se daba en personas que emigraban.
Lo llamó así porque tomó como referencia al héroe mitológico Ulises que Homero describe en la Odisea. Ulises era una persona que tuvo una vida expuesta a muchas adversidades, compleja y tuvo que enfrentarse a situaciones extremas sufriendo mucho.
Las causas derivan en un cuadro de estrés severo. Pero se genera por el choque cultural y socioeconómico que puede tener una persona al cambiar por completo su vida.
Otra de las razones es por la nostalgia de extrañar la familia, la vida en su país natal, sentirse indefensos en un país distinto.
Están los síntomas psicológicos y los síntomas o signos físicos, aunque cada persona lo transita de una manera distinta y pueden aparecer más manifestaciones emocionales.
En casos extremos estos síntomas se pueden intensificar y terminar desarrollando un posible cuadro depresivo.
El acompañamiento psicológico es vital, ya que ayuda a expresar emociones, y poder crear estrategias de afrontamiento a situaciones difíciles, esto ayuda a poder insertarse en la nueva vida.
Otra alternativa, que es indispensable es intentar crear nuevos círculos de amistades, realizar actividades que hagan bien y fortalezcan el autoestima, proponer objetivos de desarrollo profesional y personal.
El diagnóstico de este síndrome se puede dar cuando los síntomas duran más de tres meses, ya que al principio es difícil cambiar de vida y cultura por completo y es normal estar mal.
Los casos diagnosticados si son tratados a tiempo, con compañía psicológica, y actividades para despejar la mente y sentirse mejor disminuyen con el tiempo ya que se puede encontrar una adaptación y estabilidad mayor.
Si este síndrome no se detecta ni se trata, puede derivar a otros problemas de salud mental más graves como la depresión y la ansiedad.
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