El Honorable Concejo Deliberante (HCD) de Giles está atravesando uno de sus períodos más turbulentos, con la renuncia inminente del presidente Diego Bocconi, que se formalizará en la sesión de este jueves. La noticia, que circula desde hace semanas, ha causado malestar entre los ediles, quienes se enteraron de la decisión a través de los medios de comunicación, evidenciando una crisis de comunicación y liderazgo en el cuerpo legislativo.
Esta situación pone en duda la capacidad del frente opositor, compuesto por Juntos por el Cambio (JPC) y La Libertad Avanza (LLA), para liderar el HCD en un año marcado por controversias y desafíos. La renuncia de Bocconi, que se ha vuelto un tema de debate insólito en el ámbito político local, refleja las tensiones y problemas internos que afectan la gestión legislativa.
La crisis del HCD comenzó a gestarse tras las elecciones de 2023, en las que Unión por la Patria (UPP) ganó con contundencia a nivel local. A pesar de obtener seis concejales, al igual que JPC, y con LLA entrando con dos ediles, la presidencia del Concejo se asignó a Bocconi de JPC, con Sandra Aranda (LLA) como vicepresidenta y Carla Oliva (JPC) como vicepresidenta segunda. La decisión de elegir a Bocconi, en lugar de seguir la tradición de la primera minoría, provocó un conflicto inicial que exacerbó las tensiones.
Uno de los primeros actos de Bocconi fue aumentar la bonificación de las asesoras, una decisión que fue criticada y generó una ola de descontento. Este conflicto inicial marcó el comienzo de una serie de desacuerdos que han llevado al HCD a una situación de estancamiento y disfunción.
Durante su mandato, Bocconi y su equipo enfrentaron críticas por su manejo de cuestiones clave como la Rendición de Cuentas del ejercicio 2023, cuya fecha de vencimiento se pasó por alto. Esta omisión es particularmente grave dado que la Rendición de Cuentas es una de las tareas más importantes del HCD y un elemento crucial para el control de la administración municipal.
Además, el bloque opositor ha mostrado una resistencia a aprobar incrementos en las tasas, lo que obligó al Departamento Ejecutivo a trabajar con el presupuesto del año anterior a pesar de la inflación galopante. La Ordenanza Fiscal Impositiva, por su parte, sufrió demoras significativas debido a errores administrativos, como la tardanza en la consulta a la Asesoría General de Gobierno sobre nuevas tasas.
La administración de Bocconi también ha sido criticada por su manejo de proyectos legislativos, incluyendo la aprobación de propuestas mal elaboradas y la omisión de proyectos ya existentes, como el relacionado con las garitas de colectivos en Solís. La falta de preparación y la deficiencia en la gestión de proyectos han exacerbado el descontento dentro del HCD.
Las últimas semanas han sido particularmente agudas, con una sesión anterior que culminó en un ambiente de crisis emocional, incluyendo llantos y quejas de descontento por el trato recibido. La falta de coordinación y los problemas internos han llegado a afectar la imagen del HCD y la confianza en su capacidad para manejar los asuntos municipales.
La inminente renuncia de Bocconi no solo marca el fin de un mandato controvertido, sino que también subraya la crisis de liderazgo y la incapacidad del frente opositor para gestionar eficazmente el Concejo Deliberante. La situación actual plantea serias interrogantes sobre el futuro de la oposición en Giles y la estabilidad del cuerpo legislativo en el corto plazo.
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