Hace exactamente 13 años, su fallecimiento causaba un profundo dolor en el ambiente futbolístico, especialmente en Estudiantes de La Plata y Douglas, la noticia de la muerte a los 65 años de Juan Miguel Echecopar, que jugó en la época de oro del Pincha, con Osvaldo Zubeldía como conductor técnico y luego llevó al rojinegro al profesionalismo, llenaba de lágrimas a dos instituciones y también a gran parte de La Plata y Pergamino.
Echecopar integró el inolvidable plantel que se coronó campeón de la Copa Intercontinental en la recordada final ante Manchester United en 1968 (1-0 en la ida en la Bombonera, con gol de Marcos Conigliaro, y 1-1 en el desquite, con el cabezazo de Juan Ramón Verón, padre de La Brujita), y tricampeón de América en 1968, 1969 y 1970.
Como jugador, Juancito debutó profesionalmente en 1961 en Estudiantes y se retiró de la actividad 14 años más tarde en el Real Murcia, de España, donde también vistió la camiseta de Granada. Echecopar aportaba su cuota de sacrificio y talento a las virtudes que marcaron su carrera deportiva.
En su etapa como entrenador, consiguió su mayor éxito cuando se consagró campeón de la provincia de Buenos Aires con Douglas Haig en 1986, lo que le valió el ascenso al primer torneo Nacional B tras vencer en las finales a Olimpo, de Bahía Blanca.
Se fue en silencio, un otoño de hace 13 años. El “Maestro” de todos, el que enseñó con ejemplos.
Fue un gran esposo, padre, abuelo y amigo. Todos extrañan su presencia física, aunque nadie lo olvida, todo lo contrario, Juan será eterno para aquellos que lo conocieron.
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