El municipio de La Matanza clausuró la obra para construir un centro de distribución de la compañía de e-commerce Mercado Libre en el distrito, y su CEO, Marcos Galperín, culpó al “peronismo”, al que acusó de generar pobreza desde hace 80 años, cuando nació como movimiento político.
“El peronismo, 80 años combatiendo al capital y generando pobreza. En La Matanza sobra el empleo, la seguridad y el bienestar así que combaten las nuevas inversiones y empleos”, escribió Galperín en su cuenta de X, en alusión a que La Matanza es un municipio gobernado en la actualidad por Fernando Espinoza, donde históricamente el peronismo ha sido hegemónico.
El CEO de Mercado Libre es un entusiasta del gobierno de Javier Milei, crítico habitual del kirchnerismo, el peronismo y la izquierda en las redes sociales.
Mercado Libre ya tiene un centro de distribución en La Matanza y la obra que ahora suspendió el municipio por incumplir condiciones de seguridad e higiene, según consta en el acta de inspección, fue anunciada en el primer encuentro presencial con Milei, en las oficinas de la compañía en Saavedra.
En aquella oportunidad, Galperín explicó que se trata de una inversión de US$ 75 millones para construir 56 mil metros cuadrados –casi el tamaño de un estadio de fútbol- lo que permitiría pasar de procesar 200 mil a 400 mil paquetes por día cuando esté finalizada, en 2025.
Galperín no dio presiones sobre la situación de la obra suspendida: se limitó a decir que Mercado Libre tiene “más de 20 centros de distribución en toda América, solo en La Matanza nos los clausuran”. El municipio tampoco lo informó.
La obra en La Matanza se realiza en sociedad con la Compañía Plaza Logística, del empresario Eduardo Bastitta, miembro del comité asesor de Milei. Según publicó el periodista Alejandro Bercovich en El Diarioar.com, Battista pagó por la concesión de la tierra donde se desarrolla la obra un canon de “apenas $2,70 por metro cuadrado por mes”.
Los aportes del estado al desarrollo de Mercado Libre suelen reprochársele a Galperín. Pese a que el empresario presenta a su compañía como el producto exclusivo de la competencia privada, pese al crédito fiscal que recibió gracias a la llamada Ley de Economía del Conocimiento, por la cual solo el año pasado recibió subvenciones equivalentes al presupuesto para funcionamiento de todas las universidades nacionales del país.
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