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“Un niño con hambre es un violento mañana”

El sacerdote de la Parroquia “San Cayetano”, del barrio 12 de Octubre se refirió al importante cambio social que tuvo el barrio a partir de la fe. Asimismo a cómo combatir la indiferencia social que padecemos.

El párroco Anibal Tabares de la iglesia “San Cayetano”, en diálogo con “Pan y Circo” (Radio Más, FM 106.7) se expresó respecto de las consecuencias que podrían traer aparejadas ciertas problemáticas sociales a futuro. “Con hambre no hay salud, con hambre no hay educación, con hambre no hay paz, con hambre no hay proyecto ni de vida ni social y con hambre tampoco hay redención” aseguró.

Refiriéndose al futuro de las infancias, consideró que “con hambre la vida ya viene vulnerada”.

Y que también, “nos estaría faltando vivir como hermanos” porque “como hermanos deberíamos adelantarnos a la necesidad de los otros”. Es decir que no deberíamos esperar a que el prójimo nos pida ayuda, sino acudir a su encuentro, nosotros mismos desde el corazón.

La indiferencia, un fruto que va madurando.

Además, se refirió al egoísmo imperante en estos tiempos, donde justamente se desplaza este objetivo de hermandad e igualdad social: “Desde el ‘no te metás’ de hace muchos años, al mirar al costado, es un fruto que va madurando” y por eso la indiferencia “se va agigantando exponencialmente”.

Por eso, “siempre hay alguien   que contagia al otro las ganas de amar” y eso es lo que hay que fomentar, ayudar y acompañar al otro, pero desde el verdadero amor.

Asimismo  expresó que “un niño con hambre es un violento mañana” y “si hoy la persona con hambre es vulnerada, hay alguien que lo está vulnerando” por eso, “los cristianos no podemos ser indiferentes a la situación”.

 

“Cuando llegué todo era muy oscuro”

El sacerdote Tabares, relata cómo fue su gestión frente a la iglesia ubicada en Falucho 864, donde comenzó su labor en 2016, hace ya ocho años.

“Desde hace ocho años no hemos tenido hechos de violencia, no hemos tenido ningún robo, el jardincito dejó de tener el hostigamiento que tenía, antes era la oscuridad y hoy hay otro  lenguaje y otra vinculación con la pibada” relató.

“Cuando el otro se siente amado, empieza a cambiar la realidad” y agregó que “cuando el pibe y la persona se siente valorada y cuidada, ahí está la esperanza”.

También destacó el rol que antiguamente se le asignaba a las personas que habitaban el barrio frente a la llegada de gente del resto de la ciudad ante eventos puntuales como la misa anual de “San Cayetano”, cuando la única salida que encontraban era pedir dinero cuidando autos. “Es difícil sacar de ese lugar cuando mucho tiempo te asignaron ese lugar y eso se va transmitiendo.”

Mientras, relató cómo cambió todo a partir de los llamados “Talleres de Revinculación”: “Hoy muchos van compartiendo una mesa afuera (de la parroquia) con lo que van produciendo, con lo que van ganando el pan de cada día en cocina, repostería y artesanía. Son talleres que se hacen en la parroquia y después se convierten en emprendimientos”.

“Cuando llegué el panorama que me plantearon era muy oscuro, todo negativo. Desde hace ocho años todo eso se fue revirtiendo” concluyó.

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