Marcelo Alberto Aldape o "El Mago", como muchos lo han conocido durante varios años, ha generado aplausos y coros en muchas tribunas de nuestro país.
En un extenso y exitoso recorrido ha compartido cancha con reconocidos futbolistas y entrenadores y, en diálogo con SEMANARIO EL TIEMPO, nos contó acerca de sus vivencias con la redonda, de sus anécdotas con los mejores, de su familia y de cómo vive el presente.
¿Cómo es su presente y qué destaca de él?
Desde el año 2002 que trabajo en Canal 4. Allí ingresé gracias a Hernán Apesteguía. En ese entonces, dejé el fútbol y de dirigir inferiores por lo que no había otras tareas que realizar en este mundo. Él me abrió las puertas de la empresa y me siento cómodo y contento de estar aquí. Estoy pronto a jubilarme, aunque no se si quiero, pero a uno le toca cumplir su ciclo. Además, uno se ha hecho querer en la empresa, así que todos conforman con el día a día y su responsabilidad.
¿Cómo fueron sus comienzos y su evolución en el fútbol?
Soy de Olavarría y viví en una estancia llamada San Jacinto donde pasó muy bien mi adolescencia, que era de don Alfredo Fortabat, el dueño de Loma Negra. Mis comienzos fueron allí, me inicié en las inferiores de Loma Negra hasta llegar a primera división a los 15 años. Luego me fui a probar a Boca y logré quedar en las inferiores con 16 años. Así que, ya de joven, pensaba solamente en llegar a ser un jugador profesional. Estuve ahí cuatro años y la verdad es que estoy muy agradecido de lo que fue el fútbol porque conocí varias cosas y hacía lo que me gustaba desde chico.
En su paso por Boca, ¿tuvo la posibilidad de conocer y entrenar junto a Diego Maradona? ¿Tiene alguna anécdota para destacar?
En el año 81 me hicieron mi primer contrato en Boca y jugaba en la reserva. Tenía el mismo puesto que Maradona, así que era difícil que pudiera jugar, pero tuve la suerte de practicar con él.
Una anécdota que tengo, que no me voy a olvidar nunca, era que al terminar el entrenamiento Diego se quedó entrenando y todos nos íbamos a bañar rápido para después ir detrás del arco donde estaba pateando los tiros libres. Era disfrutar porque era una cosa que no se podía creer cómo le pegaba a la pelota y la verdad que tenía una técnica impresionante.
Uno se asombraba porque sabíamos que iba a ser un talentoso del fútbol y que iba a ser un grande. Y, por suerte, tuve la suerte de verlo y entrenar con él.
¿Cómo recuerda su paso por Temperley?
En el año 82, Boca me dejó libre y me fui a Temperley, que estaba en la B. En ese año, ascendimos luego de una dura final con Atlanta en la que se definió por penales y se patearon algo de 23 o 24 desde los Una vez pasos, no se terminaba nunca.
Luego, ascendimos y el '83 fue uno de mis mejores años futbolísticos, donde conocí el fútbol profesional y donde hicimos una buena campaña en la que llegamos a cuartos de final nacionales. En esta temporada hice 18 goles, donde me sentí muy bien y me hice conocido.
¿Por qué le dicen El Mago?
Me dicen por un periodista de Rojas, que cuando transmitía Douglas se ve que relatando alguna jugada que habré hecho, salió diciendo: “el Mago hizo tal cosa, el Mago, Mago”, y de ahí todo el mundo me empezó a llamar de esa forma.
En Pergamino no me decían ni Marcelo ni Aldape, ya me conocían y como el Mago porque decían que hacía magia en el campo de juego.
¿Cómo fue su llegada a Douglas?
Mi llegada fue por medio de Mario Finarolli, con quién compartí cancha en Temperley. Él me quería traer en el 87' y no se dio la posibilidad porque fui a Talleres de Córdoba. Pero, al año siguiente, con Juan Echecopar, como técnico, finalmente me di cuenta de mi llegada a Douglas Haig por un año y terminé quedándome, donde me encontré también con Jorge Cassé, que era compañero mío en Temperley.
¿Cuál considera que fue su mejor momento como futbolista?
Mis mejores momentos fueron en Temperley y en Douglas, también tuve momentos buenos como en el 89-90 que llegamos a estar primeros con Huracán y la gente entusiasmada llenaba siempre la cancha, donde venían a jugar grandes equipos del país. Teníamos un equipo mitad jugadores de experiencia y mitad con chicos del club como Rosselló, Damore, Cantoni, Areso y Pelichia, que recién empezaban y formamos un grupo bárbaro.
Recuerdo una noche contra Sarmiento de Junín que fue una fiesta. Uno de los años más lindos de mi carrera.
¿Considera que cumplió todas sus metas o hay cosas por concretar?
Sí, cumpliré mis metas. Pude lograr jugar al fútbol, que era lo que soñaba desde chico. Pude pisar un estadio de fútbol, pisar la cancha de Boca, siendo bostero a morir al igual que mis hijos, que nacieron en Pergamino. Muy agradecido de la vida, de haber conocido a mi mujer. Así que creo que he cumplido todos mis sueños. La verdad que la pasé de diez en lo futbolístico y ahora en lo laboral. He pasado lindos momentos y me siento muy conforme con las metas que me puse
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