Estudiar una carrera universitaria es una de las etapas más exigentes de la vida adulta. Salir del secundario y enfrentarse a un sistema más rigido, con mayor cantidad de contenidos y profesores mucho más intimidantes puede dificultar el rendimiento y afectar las notas de los parciales y finales.
Por eso, es crucial tener una buena base de métodos para estudiar e incorporar los contenidos de las clases sin fallas. Hay quienes prefieren prepararse meses antes, o los que se quedan hasta tarde el día anterior a incorporar todos los contenidos de un tirón. Sea cual sea tu caso, estos cinco tips te van a ser útiles.
Aunque parezca que las libretas y los blocs de notas ya no se usan tanto debido a las tablets, escribir a mano sigue siendo una de las mejores formas de estudiar. Hacer apuntes en papel ayuda a retener mejor las ideas y a aprender a nuestro estilo, ya que nos concentramos más en el contenido.
Cuando estés estudiando textos largos, lo mejor es subrayar lo más importante. Esto te va a facilitar el repaso del tema cuando lo necesites y recordar exactamente dónde está la información que buscás. Antes de subrayar, asegurate de leer y entender bien el texto para destacar lo más relevante.
Repasar lo que viste en clase y practicar los ejercicios que te dejan es una de las mejores estrategias para no dejar todo para último momento y no estresarte con la cantidad de contenido que tenés que absorber para el examen. Tomate el tiempo para resolver ejercicios y casos prácticos, ya que te van a ayudar a entender mejor el tema y a retener la información.
Si tenés que estudiar varios temas, una buena forma de organizar tus notas e ideas son las fichas de estudio a las que podés volver fácilmente. Este método es ideal para memorizar y recordar datos específicos como fechas, números o vocabulario. Otra herramienta muy útil son los mapas mentales, que te permiten organizar la información de forma gráfica y recordar las conexiones entre conceptos.
Hacer pausas también es clave mientras estudias. El tiempo de concentración es el que tu cerebro puede mantener el foco en una actividad. Así que, si no estás acostumbrado a estudiar por períodos largos, empezá con intervalos de 20 a 30 minutos para concentrarte y luego tomá un descanso de 5 minutos para despejarte.
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