En una jornada tan especial como el Día de la Madre, PRIMERA PLANA busca reflejar la historia de María Florencia, una mamá excepcional que es el faro de apoyo y amor en la vida de su hija, Julia Riera.
La joven tenista pergaminense de 21 años conquistó el mundo del tenis, ocupando actualmente el puesto 158 en el ranking mundial y con una proyección increíble.
A través de sus recuerdos y experiencias compartidas, la mamá de Julia permitió conocer en ésta nota la inspiradora historia detrás de la destacada tenista.
María Florencia, tiene 53 años y su esposo “Toni” Riera. Son padres también de Martina, de 23 años y Franco, de 18.
Cuando nació Julia, María Florencia tenía 31 años y llevaba 25 de matrimonio. “Nació el 29 de mayo de 2002. Fue un parto natural y rápido: una hermosa gordita que llegó de 37 semanas, temprano por la mañana”, recordó.
Sus primeros pasos fueron en el Jardín de Infantes 912, en el Barrio General San Martín, siempre acompañada por su hermana Martina, que estaba en Sala de 5.
Las maestras Silvia y Silvina desempeñaron un papel fundamental en la formación temprana, inculcándole el amor por la educación y la escuela. “Ellas hacían que adoren el jardín. Julia tenía una llegada especial con sus compañeros y hacía amigas que mantiene hasta el día de hoy. Era una buena compañera, siempre con un carácter especial”, la definió.
“Por largos años acompañándola”
Julia demostró su afición por el deporte desde una edad temprana. “Tenía facilidad para los deportes. Le encantaba jugar con pelotas, disfrazarse del hombre araña, de los power rangers, hacía natación, hockey”, recordó su mamá.
Su educación primaria fue en el ICADE, donde se destacó como una niña inquieta y líder de grupo. María Florencia recuerda con orgullo que “era una nena perseverante, todo lo que se proponía, lo lograba.
“Cuando tenía 10 años comenzamos con los viajes dentro del país. Nos íbamos los jueves porque el viernes empezaban las competencias. Y así fue por largos años acompañándola”, explicó.
A medida que cursaba la etapa secundaria, Julia expresó su firme deseo de convertirse en tenista profesional.
Su mamá aseguró con emoción que “cuando estaba en la secundaria, Julia ya nos decía que quería ser tenista, que no quería estudiar, que quería probar” y “nosotros, como papás veíamos que su decisión era firme y no cambiaba”.
Su mamá admitió que “tuvo muchas ofertas de universidad de Estados Unidos, pero su decisión seguía firme .Ahí fue que con mi marido la apoyamos para que logré su sueño de ser tenista de elite”.
“Para mí es un orgullo ser madre”
María Florencia también subrayó la importancia de la escuela en el apoyo a la carrera de Julia, ya que ella siempre quiso asistir. “Terminó su secundaria en Rancagua, asistiendo a la escuela cuando se encontraba en Pergamino, ya que nunca quiso realizarla en forma online”.
En su dialogo con PRIMERA PLANA narró cómo Julia, durante sus giras tenísticas, se llevaba sus carpetas para realizar todas las tareas que le enviaban.
A su regreso, la escuela la sometía a pruebas para aprobar las diferentes materias. “La escuela apoyó mucho la carrera de Julia y fue muy importante”, valoró su mamá.
Además de su pasión por el tenis, Julia Riera es fanática de River Plate y cuando está en Buenos Aires no se pierde la oportunidad de asistir a la cancha.
El apoyo de su mamá -al igual que el de su papá- es fundamental para permitir que la joven tenista persiga su sueño de ser una deportista de élite. “Para mí es un orgullo ser madre de Julia, como también de Martina y Franco. Soy feliz de que ellos sean mis hijos”, enfatizó con gratitud.
En su humildad, María Florencia se describe como una madre como cualquier otra, con cualidades y defectos.
A pesar de su naturaleza reservada, la relación entre ella y Julia es sólida y llena de cariño. “No muchos saben que Julia es mi hija, o así creo, ya que soy muy reservada. Cuando me preguntan si Julia es mi hija, ahí cuento y manifiesto que sí y algunos quedan asombrados”, reconoció.
“Lo importante es acompañar el sueño”
En el Día de la Madre, el sueño de María Florencia es tan simple como conmovedor: que Julia y sus hermanos sean felices, perseveren ante los desafíos, sean buenas personas y persigan sus objetivos con amor y convicción.
No se considera en posición de dar consejos a los demás: “Lo importante es acompañar y apoyar el sueño de cada persona, sea deportista o no”, resaltó.
Por supuesto que la relación entre María Florencia y Julia trasciende el tenis. Cuando están juntas, se brindan mutuamente apoyo y fortaleza, recordando que el amor de una madre es inquebrantable, sin importar los desafíos que la vida pueda presentar. Y en éste Día de la Madre, es el tiempo propicio para honrar a todas las madres como María Florencia, cuyo amor y apoyo fueron, son y serán fundamentales en el camino hacia el éxito de los hijos.
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