La depresión y otros trastornos de salud mental, como la ansiedad, son complejos de identificar y diagnosticar en niños y adolescentes debido a las diferencias con los cuadros típicos observados en adultos.
A diferencia de los mayores, quienes muestran como síntomas más visibles tristeza, desgano o pérdida de interés, en los más jóvenes estos trastornos suelen manifestarse como irritabilidad, aislamiento, cambios abruptos de hábitos de sueño o alimentación, fluctuaciones en el rendimiento escolar y hasta la búsqueda constante de castigo por parte de sus cuidadores.
Todo esto hace que los adultos suelan pasar por alto los signos de alerta, y queden enmascarados bajo la etiqueta de un adolescente con “mal carácter” o que “se porta mal”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años padece un trastorno mental en el mundo, lo que representa el 15% de la carga mundial de enfermedad en este grupo de edad”.
Si no se tratan, la depresión y la ansiedad afectan el desarrollo de los niños y adolescentes, porque son trastornos que interfieren en múltiples dimensiones: en el aprendizaje, las relaciones, y la salud física y emocional. Los especialistas coinciden en que es fundamental que los padres reconozcan los signos de alerta y busquen ayuda si es necesario. Un entorno familiar y social de apoyo puede marcar la diferencia.
Los efectos de la pandemia aún se perciben en uno de los grupos que más sufrió las secuelas del aislamiento y la falta o escasa socialización durante largos meses. Aquellos niños que durante un año no fueron al jardín o que perdieron tantos momentos de contacto real con sus amigos en el inicio de la pubertad, en la escuela, el club o el parque, hoy sufren las consecuencias.
En el marco del informe por el Día Mundial de la Salud elaborado por los especialistas del Clínicas, el Departamento de Pediatría del hospital universitario resaltó que, en los últimos cinco años, no solo aumentaron los diagnósticos de ansiedad y depresión en niños y adolescentes, sino también las consecuencias más graves, como el incremento de intentos de suicidio en adolescentes y adultos jóvenes. En ese sentido, la OMS destaca que el suicidio ocupa la tercera posición entre las causas de muerte en personas de 15 a 29 años.
La psiquiatra infanto-juvenil Silvia Ongini (MN 69.218), especialista del Hospital de Clínicas, destacó a Infobae que el estigma relacionado con los trastornos mentales sigue siendo uno de los mayores impedimentos para que los adolescentes reciban el tratamiento adecuado: “Es fundamental que las familias y el entorno escolar presten atención a los cambios en el comportamiento de los niños y adolescentes para poder intervenir a tiempo”.
La comprensión y el apoyo emocional del mundo adulto son fundamentales: los chicos necesitan sentirse seguros para expresar sus problemas sin temor a ser juzgados. “Los cambios emocionales durante la adolescencia son naturales, pero cuando los jóvenes se sienten abrumados por ellos, pueden estar atravesando un trastorno mental”, dice la especialista.
Los signos de la depresión suelen manifestarse de distinta manera en los jóvenes que en las personas mayores: “No es común que los niños deprimidos presenten un desgano absoluto, como se observa en los adultos, sino que suelen volverse más inquietos, ansiosos o irritables”, señaló Ongini.
“En niños pequeños, los síntomas suelen manifestarse como irritabilidad, baja tolerancia a la frustración, berrinches frecuentes, impulsividad, alteraciones del sueño y cambios en la alimentación. No es común que los niños deprimidos presenten un desgano absoluto, como se observa en los adultos, sino que suelen volverse más inquietos, ansiosos o irritables”, agregó.
Según la OMS, “la exposición a la adversidad, la presión para adaptarse a los pares y la exploración de la identidad” son factores clave en el estrés adolescente. Estos desafíos pueden hacer que los jóvenes se sientan abrumados, elevando el riesgo de depresión o ansiedad.
La doctora Ongini resaltó la importancia de la comprensión y el apoyo emocional en los hogares, ya que “los cambios emocionales durante la adolescencia son naturales, pero cuando los jóvenes se sienten abrumados por ellos, pueden estar atravesando un trastorno mental”. La especialista explicó que “en muchos casos, la ansiedad predomina en los primeros momentos de la depresión, lo que puede enmascarar otros síntomas más profundos”.
Por su parte, la licenciada en psicología Sonia Almada, especializada en infancia y adolescencia, explicó en Infobae que en la depresión infantil, que “en la infancia, los problemas de salud mental siguen siendo tabú y tienden a ser subdiagnosticados, ya que los síntomas no se perciben de forma clara”.
En los niños, la depresión se puede manifestar como inquietud o mal comportamiento, más que como tristeza, detalló. “En la infancia, es común que los niños busquen castigo como forma de expresar su malestar, y esto puede confundirse con un simple ‘mal comportamiento’”, señaló Almada. Como padres, es importante estar atentos a estos comportamientos para poder brindarles la ayuda necesaria lo antes posible.
Consultada por Infobae, la médica psiquiatra Geraldine Peronace (MN 110.541) destacó el impacto negativo de la tecnología en la salud emocional de los jóvenes: “Los adolescentes hoy en día vinculan su autoestima directamente con los ‘likes’ y las visualizaciones de sus publicaciones en redes sociales como Instagram y TikTok”.
Desde su perspectiva, este fenómeno de búsqueda constante de validación a través de las redes puede afectar profundamente la autoestima de los jóvenes y desencadenar trastornos como la depresión y la ansiedad.
Esta presión social es especialmente intensa entre las adolescentes, que son más vulnerables a sentirse valoradas en función de su presencia digital. Para los padres, esto significa que la exposición excesiva a las redes sociales puede tener un impacto muy real en la salud emocional de sus hijos. “Es fundamental acompañar a los jóvenes en su uso de las redes sociales y educarlos sobre los peligros de vincular su valor personal con la validación digital”, afirmó.
La OMS remarca que “las consecuencias de no abordar los problemas de salud mental de los adolescentes se extienden a la edad adulta, perjudicando tanto la salud física como la mental y limitando las oportunidades de llevar una vida plena”. Y en ese marco, los especialistas coinciden en que es esencial que los padres estén atentos a los signos de alerta y busquen apoyo cuando sea necesario.
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