La actividad física después del parto no solo es segura, sino también beneficiosa para la salud física y emocional de las mujeres. Sin embargo, el momento oportuno para retomarla varía según cada caso.
“La clave está en escuchar el cuerpo, comenzar de forma gradual y progresar lentamente”, indican desde el NHS, que también recomienda ejercicios de bajo impacto y rutinas que fortalezcan el suelo pélvico, como los ejercicios de Kegel.
El ejercicio posparto ofrece ventajas físicas, como tonificación muscular, mejora de la postura y recuperación del suelo pélvico. Pero también aporta beneficios emocionales: ayuda a reducir el estrés, mejorar el ánimo y facilitar el sueño.
Según un informe publicado por The Independent (Reino Unido), las nuevas mamás deberían aspirar a realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada, distribuidos a lo largo de la semana. Esta recomendación, respaldada por el NHS, no busca presionar sino guiar en el establecimiento de una rutina realista y sostenible.
Por su parte, la Clínica Mayo (EE. UU.) destaca que el ejercicio moderado también puede prevenir o aliviar la depresión posparto y contribuir a la autoestima en el proceso de adaptación física y emocional.
A la hora de volver a moverse, lo más importante es elegir ejercicios adaptados al cuerpo en recuperación. Algunas opciones seguras y recomendadas son:
Es fundamental evitar ejercicios de alto impacto o que exijan esfuerzo abdominal intenso hasta contar con una recuperación total del suelo pélvico y los músculos centrales.
El NHS también recomienda evitar comparaciones y avanzar sin presiones externas: “Cada mujer tiene su propio ritmo, y lo más importante es cuidarse, no exigirse”.
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