Tener sexo hace bien a la salud ya que es un ejercicio aeróbico que favorece la quema de calorías; además, reduce el estrés y favorece la salud emocional. Existen diversos estudios que indican que la actividad sexual está relacionada con la prevención de enfermedades, así, durante el sexo se elevan los niveles de inmunoglobulina lo que protege de infecciones y favorece una mayor resistencia a las enfermedades.
“Además de todos estos beneficios para la salud en general, también se ha comprobado que la práctica sexual de forma periódica ayuda a reducir las probabilidades de padecer un infarto”, explica el doctor Ignacio Fernández-Lozano, vicesecretario de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Así, lo demostró un estudio publicado en The American Journal of Cardiology y en el que se comprobó que los hombres que mantenían relaciones dos veces por semana tenían hasta un 50% menos de probabilidades de sufrir un infarto frente a aquellos que lo hacían una vez al mes.
Son también muchas publicaciones científicas las que destacan el papel del orgasmo en las relaciones sexuales. Durante el orgasmo, se liberan diversas hormonas como la adrenalina, las endorfinas o la oxitocina, en el caso de las mujeres, que actúan en nuestro organismo como vasodilatadoras permitiendo una mejor circulación de la sangre y evitando así la formación de coágulos. “La mejora de la circulación junto a la sensación de felicidad provocada por la secreción de estas hormonas ayuda a mantener una mejor salud cardiovascular”, apunta el Dr. Fernández-Lozano.
La excitación sexual libera sustancias químicas y hormonas dentro del cuerpo, que actúan como mensajeros y ayudan a controlar una variedad de sistemas corporales y promueven un estado de ánimo positivo. Algunos beneficios, son:
Durante las relaciones sexuales, la frecuencia cardíaca de un hombre rara vez supera los 130 latidos por minuto, y su presión arterial sistólica (la cifra más alta, registrada cuando el corazón está bombeando sangre) casi siempre se mantiene por debajo de 170.
En general, la actividad sexual promedio se clasifica como leve a moderada en términos de intensidad del ejercicio. En cuanto al consumo de oxígeno, se sitúa en unos 3,5 MET (equivalentes metabólicos), que es más o menos lo mismo que barrer hojas o jugar al ping pong.
El sexo quema unas cinco calorías por minuto; eso es cuatro más de las que un hombre gasta viendo la televisión, pero es más o menos lo mismo que caminar por el campo para jugar al golf. Si un hombre puede subir dos o tres tramos de escaleras sin dificultad, debería estar en forma para el sexo.
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