• algo de nubes
    27 de Julio de 2024
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El pergaminense que con alto profesionalismo aportó sus conocimientos a la ciudad y al país

“Estoy conforme y realizado porque aporté mi granito de arena; he dejado unas pequeñas huellas en la profesión y esos fueron varios hitos que me encantaron de mi vida profesional”, subrayó Carlos Furnari

Carlos Furnari comenzó sus estudios profesionales en la Facultad de Química de Santa Fe, donde tuvo que hacerse de muchos amigos ya que viajó sólo.

A sus 24 años, se recibió de bioquímico en la Universidad Nacional de Córdoba. “No estaba en mi planes volver a Pergamino, pero aun estando allá me ofrecieron un puesto de trabajo, a lo que volví y me quedé”, manifestó acerca de sus comienzos laborales.
En la actualidad, a sus 80 años, sigue con su trabajo en Laboratorios Pergamino, lugar que fundó junto a otros colegas. “En el laboratorio somos una gran familia. Trabajamos en un buen ambiente, tengo un personal de oro y a veces hasta me retan. Tienen la camiseta puesta por el lugar y estoy muy contento”, le dijo al Semanario El Tiempo.


- ¿Cómo fue su inserción laboral en Pergamino?
- Entré rápidamente en el Hospital San José (ahora Poder Judicial) en hemoterapia, me tocó estar en uno de los grandes brotes de fiebre hemorrágica que fue terrible y tuvimos que trabajar muchísimo. Con mucha incertidumbre y sin saber cómo se transmitía la fiebre, igual salíamos a la cancha sin importar lo que sucediera. Luego de un tiempo y diversos estudios pudimos saber que no era transmisible entre humanos.

- ¿Qué cambios a nivel de diagnóstico hubo desde ese momento al día de hoy?

- Desde el ‘68 en adelante hubo muchos cambios importantísimos, antes trabajamos todo el día sin parar para sacar los diagnósticos y lo hacíamos todo a mano. El primer autoanalizador apareció en Argentina en el año ‘77 y nosotros lo compramos en el ‘80. Comparado con todo lo que hay ahora, era muy lento. La tecnología ha cambiado muchísimo, hoy los aparatos trabajan solos y a gran velocidad, pero a su vez son más grandes y más costosos.

- ¿Qué resalta de su trabajo que le haya dado un cambio para bien a la ciudad?
- Primordialmente, prestar un buen servicio lo mejor que puedo, no espero flores ni laureles, mi propósito es trabajar bien, por eso nos preocupamos por mantener calidad y respetar las normas ISO 9001 (conjunto de estándares con el objetivo de ayudar a las empresas a establecer unos niveles de homogeneidad en relación con la gestión, prestación de servicios y desarrollo de procesos con calidad internacional).

- ¿Cree que cumplió todas sus metas o le queda algo pendiente por hacer?
- Siempre hay nuevas metas y tengo muchas ideas, pero me piden que pare un poco y me relaje porque ya tengo 80 años. Aún sigo trabajando, me gusta mucho y me mantiene activo.
Me la he pasado fundando (entre risas). Fui partícipe de la Federación de Bioquímica, fui uno de los fundadores de la primera Confederación Bioquímica de la República Argentina, participé en la fundación de la SADEBAC (Sociedad Argentina de Bacteriología Clínica), de ALAC (Asociación de Laboratorios de Alta Complejidad) y también como socio propietario de BAIRES LAB. Estoy conforme y realizado porque aporté mi granito de arena; he dejado unas pequeñas huellas en la profesión y esos fueron varios hitos que me encantaron de mi vida profesional.
Lo que quiero es que me recuerden como un buen tipo, nada más y eso es demasiado. Me doy cuenta cuando uno anda por la calle y la gente me saluda, eso no tiene precio. Yo soy Carlitos o Negrito, muy poca gente me dice Carlos, ahora de viejo (entre risas) quizás me llaman así más seguido.

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