WhatsApp se convirtió en una herramienta indispensable para la comunicación diaria, pero muchas veces, al compartir una imagen, el resultado no es el que esperamos. Las fotos se ven borrosas, con menor nitidez, o se pierden detalles importantes.
Lo que pocos saben es que esto no se debe a la cámara, sino a un ajuste oculto que comprime automáticamente los archivos para ahorrar datos y espacio. Por suerte, hay una manera muy simple de evitarlo y lograr que las imágenes lleguen con toda su calidad.

La aplicación de mensajería más popular del mundo cuenta con una opción específica para modificar cómo se cargan las imágenes que enviamos. De fábrica, esta configuración está en “calidad estándar”, lo que significa que WhatsApp reduce el peso de cada archivo para que ocupe menos espacio y consuma menos datos.
Esto es útil si tenés un plan de datos limitado o estás sin conexión WiFi, pero si preferís priorizar la calidad, te conviene hacer este pequeño cambio.
Seguí estos pasos para ajustar la configuración:
Y ya está, a partir de ahora, cada imagen que mandes va a mantener mucho mejor su resolución original. De todas formas tenés que tener en cuenta que estos archivos ocupan más espacio y consumen más datos. Por ejemplo, una imagen que antes pesaba 500 KB puede llegar a pesar hasta 3 MB.
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