La definición del nuevo fiscal general de San Nicolás, empantanada desde fines de 2024, está cerca de resolverse. Pero lejos de ser el resultado de un debate institucional transparente, la decisión responde a un acuerdo de cúpula entre Axel Kicillof, el clan Passaglia y el inoxidable Naldo Raúl Adalberto Brunelli, histórico barón sindical de la UOM y figura clave del PJ en la Segunda Sección Electoral.
La terna integrada por Sandra Bicetti, Patricio Mugica Díaz y Darío Giagnorio había quedado congelada por falta de consensos políticos. Pero ahora, los movimientos recientes sugieren un viraje decisivo: Mugica Díaz, el candidato con más respaldo en el kirchnerismo, habría sido dejado de lado. En su lugar, gana fuerza la figura de Bicetti, apadrinada por los Passaglia y ahora también respaldada por Brunelli.
El dato no es menor. La familia Passaglia —luego de romper con el PRO, fundar su propio sello “Hechos” y alejarse definitivamente de La Libertad Avanza— busca blindarse judicialmente en el Departamento Judicial que más los incomoda. Para eso, habrían sellado un entendimiento con Brunelli, quien garantiza el músculo legislativo necesario para avanzar en el Senado con el pliego de Bicetti.
No sorprende: entre los casi octogenarios Naldo Brunelli y Ismael Passaglia (padre del intendente Santiago) hay una relación de décadas. Ambos pertenecen a la vieja guardia pejotista de la Segunda Sección, que hoy opera desde las sombras para preservar poder y privilegios, incluso cuando sus sellos partidarios o banderas cambian.
El problema es que este acuerdo, cocinado sin el consentimiento de la militancia ni de los intendentes alineados con el kirchnerismo, genera tensiones dentro del Frente de Todos (o lo que queda de él). Legisladores K de la Segunda Sección ya manifestaron su desconcierto: no solo por la traición a Mugica Díaz —hombre respetado en el ámbito judicial— sino también por el mensaje que transmite Kicillof al pactar con figuras que, hasta hace poco, eran sus adversarios políticos.
“El gobernador no solo se aleja de sus ideales partidarios. Está rompiendo con los pocos aliados leales que le quedan”, deslizó un legislador provincial que prefiere el off. La decisión de avanzar con el pliego de Bicetti a espaldas del cristinismo y de los intendentes de la Segunda parece confirmar que Kicillof prioriza gobernabilidad coyuntural antes que coherencia política.
Así, la fiscalía general de San Nicolás se convierte en una pieza más del ajedrez de poder bonaerense. Y la justicia, una vez más, queda subordinada a los acuerdos de quienes prefieren controlar tribunales antes que rendir cuentas.
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