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La frase con la que la policía de 22 años confesó que había asesinado a su novio

Milagros Ayelén Ortíz le disparó dos veces en el pecho a Alejandro Barreto en medio de una discusión. Lo acompañó en el traslado de urgencia y reconoció el crimen ante la Gendarmería.

El crimen de Alejandro Barreto todavía conmueve a la localidad bonaerense de Berazategui. El joven de 22 años fue asesinado por Milagros Ayelén Ortiz, su novia que trabaja como policía bonaerense en el partido de Lanús. En las últimas horas, se conoció la frase con la que la joven confesó el homicidio.

Según contaron familiares de la víctima, Ortíz se había sumado a último momento a un viaje de pesca que había organizado Barreto junto a su padre y a un amigo de él. La pasaron a buscar por su casa de San Francisco Solano y comenzaron las fugaces vacaciones.

Durante la noche del viernes 12 de julio, la joven policía comenzó a discutir con su novio y fue su suegro quien intervino para separarlos. En ese interin, ella buscó el arma reglamentaria que tenía en el auto y le disparó dos veces en el pecho.

El padre de la víctima rápidamente lo subió a su auto para trasladarlo de urgencia al hospital más cercano. Lo curioso del episodio es que Ortíz también se subió a ese auto en el asiento de acompañante, mientras que Nahuel acompañó a su amigo en el asiento trasero.

La joven confesó su crimen cuando llegaron a uno de los primeros peajes, donde había un puesto de Gendarmería. Uno de los efectivos preguntó qué había pasado y el padre de Barreto dijo: “Ella le disparó”.

“Sí, yo le disparé. Fui yo la que disparó”, dijo la policía bonaerense ante la atenta mirada de los distintos agentes de seguridad. En paralelo, llamaban a ambulancias para tratar de salvarle la vida al joven de 22 años.

“Llamaron a la ambulancia que vino rápido. Le hicieron de todo, RCP, le inyectaron adrenalina y no resistió, ya estaba muerto. Quedó tirado en el piso al lado del auto”, señaló la hermana en diálogo con el medio local El Inquisidor.

La joven llegó a ese puesto de Gendarmería una hora después de que se confirmara el fallecimiento de su hermano dado que estaba en su casa de Berazategui. Cuando llegó le confirmaron que no habían podido salvarlo.

En ese contexto, contó cómo fue su reacción: “Me enojé con él porque le dije que lo tenía que cuidar, él era el más chiquito. Siempre nos cuidamos, somos una familia muy sana y unida, siempre contamos con el uno y el otro. Se me fue el mejor compañero”.

La joven contó que Alejandro trabajaba como albañil y mecánico junto a su papá y lo describió como “un buen chico” y “laburador”. “No tenía antecedentes de robo, no se drogaba, no tenía nada. Mis papás siempre nos enseñaron que había que laburar. Era muy buena persona, muy compañero”, agregó.

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