A principios de marzo, la Universidad Nacional de Luján (UNLu) declaró una emergencia económica debido al congelamiento del presupuesto ordenado por el gobierno de Javier Milei para todas las universidades, medida que implicó priorizar el pago de salarios, las ayudas a los estudiantes y las becas de investigación, al tiempo que suspende los gastos no esenciales.
A pesar de una actualización presupuestaria limitada, que aún no se ha hecho efectiva, el rector de la UNLu, Walter Panessi, señaló que la medida “es insuficiente para resolver la situación”. La universidad ha logrado mantenerse abierta hasta ahora gracias a intereses generados por inversiones del año anterior, pero la realidad económica cada vez más complicada requiere recortes en diversos sectores.
Según da cuenta el medio local, El Civismo, el aumento constante de los costos operativos, como la factura de electricidad que pasó de 5 a 15 millones de pesos, agrava la situación financiera de la UNLu. En una reunión con rectores, el secretario de Educación sugirió recortar gastos superfluos para enfrentar la crisis, lo que generó preocupación dado el nivel de recortes necesarios para equilibrar el presupuesto.
Por su parte, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), expresó su preocupación por la falta de respuesta adecuada por parte del Estado frente a la grave crisis financiera que atraviesan las universidades. Se destaca la importancia de que la sociedad y la comunidad universitaria apoyen este reclamo, ya que se trata de defender la educación pública, la formación universitaria de calidad y la inversión en ciencia y tecnología como pilares fundamentales para el desarrollo del país.
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