Luego de varias jornadas en donde la ola polar afectó de manera inusitada a gran parte del territorio argentino y ha batido récords en temperatura bajo cero de más 50 años, para el sector citrícola del norte bonaerense estas heladas han sido devastadoras y afectaron la producción de fruta en al menos un 30%, sobre todo de naranjas. La región comprende San Pedro, Baradero, Ramallo y San Nicolás.
En la actividad explicaron que fue un combo tremendo y letal, donde la frecuencia, la duración y la intensidad han sido extremadamente fuertes que les ocasionó un daño en las producciones. “La intensidad de hasta -7º grados bajo cubierta, de -11º al ras del suelo, -7,5º en descubierto son valores muy fuertes, muy bajos para lo que es nuestra zona, para lo que son nuestros cultivos. Sumado, además, a muchas horas de helada y muchos días con continuidad de una atrás de la otra. Entonces, por ejemplo, había charcos de agua que la escarcha no se disolvía y agarraba otra vez la helada de vuelta a partir del atardecer”, explicó, Alejandro Guzzo presidente de la Cámara de Productores y Empacadores de Frutas zona Norte de Buenos Aires (Caproem).
Según describió, cuando comenzaron las heladas ininterrumpidas, había mucha fruta que estaba todavía en los árboles que no se pudo cosechar y se perdió. Indicó que lo que sucede de manera habitual es que existen productores que, como están conectados con la exportación y tienen galpones de empaque habilitados, sus primeros trabajos los empiezan a hacer en sus quintas, en sus lotes propios.
"El problema es que hay productores que no han tocado nada y les ha quedado el 100% de la producción arriba de las plantaciones”, dijo GuzzoGza.
“Rápidamente, los exportadores van sacando todo lo que hay en sus lotes, por temor a las heladas y, los productores que no están vinculados con la exportación o que no tienen galpón de empaque como para hacer exportaciones van a la cola de los acopiadores. Y, aunque se trabaje hasta 18 horas por día, hay una capacidad instalada de producción y de proceso determinada. Es decir que la capacidad instalada de proceso de los empaques no da abasto para procesar todas las frutas en 40 días”, detalló.
“Y, en un período corto de algo más de un mes, de junio y lo que pasó de julio, no se alcanzó a sacar todo y hay un 30% de fruta que ha quedado arriba de la planta. Pero el problema es que hay productores que no han tocado nada y les ha quedado el 100% de la producción arriba de las plantaciones. Nos faltaron 20 días para poder terminar de cosechar todo lo que quedaba”, añadió.
En la región, que comprende San Pedro, Baradero, Ramallo y San Nicolás, existen hoy en día unas 1700 hectáreas de cítricos (naranja, limón y mandarina y algo de pomelo). “Todo muy reciente y no tenemos aun un mecanismo de cálculo exacto para saber las pérdidas, pero por lo que hemos hablado con los productores estimamos en ese porcentaje la pérdida [30%]”, dijo el presidente de la cámara, que nuclea a unos 40 productores de la zona.
Al margen del daño productivo por la fruta que se perdió porque quedó en el árbol sin poder cosecharse, el dirigente ya anticipó que en los próximos años habrá un perjuicio directo en las plantaciones, aunque tampoco se puede evaluar.
“Habrá una demora en volver a ponerlas en estado productivo, a full. Esto va generar una merma en las próximas cosechas. Es un proceso biológico y eso no se puede modificar. Las plantas van a sentir muy fuerte este impacto del clima. Se va a hacer un recuento para ver cómo quedaron las que son más viejas, que son más débiles con respecto a las plantas jóvenes que tienen mayor fortaleza y más capacidad de soportar este tipo de inclemencias”, indicó el presidente de la entidad.
Recordó que hace unos 20 años en la zona había una mayor cantidad de superficie de cítricos pero que con los años las plantas se han ido arrancando sin reponerlas “por el riesgo que tiene esta actividad productiva y con una rentabilidad no tan alta como para realizar una apuesta de inversión”Gza.
Por último, recordó que hace unos 20 años en la zona había una mayor cantidad de superficie de cítricos, pero que con los años las plantas se han ido arrancando sin reponerlas “por el riesgo que tiene esta actividad productiva y con una rentabilidad no tan alta como para realizar una apuesta de inversión”.
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