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Pinzón: Historia y Tradición en la Ruta del Progreso

A escasos 15 kilómetros de la ciudad de Pergamino, Pinzón se alza como uno de los pueblos más cercanos y con acceso a servicios permanentes, características que lo conectan estrechamente con el desarrollo urbano, pero que, a su vez, han incidido en su propio ritmo de crecimiento a lo largo de la historia. Este pequeño enclave rural, cuya fundación data del 1 de diciembre de 1910, debe su existencia a la construcción de la estación Pinzón sobre el ramal ferroviario que une Pergamino con Vedia, por la Compañía General de Ferrocarriles en la Provincia de Buenos Aires (C.G.B.A.).
El acceso a Pinzón es sencillo: un camino pavimentado de 12 kilómetros conecta al pueblo con la Ruta Nacional N° 8, permitiendo que sus 395 habitantes gocen de una vida tranquila, en contacto con la naturaleza y las labores propias de la vida rural. Aquí, las tareas diarias oscilan entre el comercio local, el trabajo agrícola y agropecuario, y una educación primaria de doble jornada, lo que conforma una comunidad apacible y unida.
La Festividad de Nuestra Señora de Lourdes
Cada 11 de febrero, Pinzón celebra a su patrona, Nuestra Señora de Lourdes, en una festividad que, aunque se da en los días de calor estival, reúne a toda la comunidad en torno a la iglesia local. Construida en el antiguo edificio de la familia Fontana, cuya piedra fundamental fue colocada en 1958, el templo se convierte en el epicentro de procesiones, misas y actividades populares que duran todo el día. Esta celebración religiosa, organizada y mantenida por el esfuerzo de los vecinos, es una muestra del fuerte sentido de pertenencia y devoción que caracteriza al pueblo.
Orígenes Ferroviarios y Auge Agrícola
La historia de Pinzón está marcada por el desarrollo del ferrocarril. La C.G.B.A., una empresa franco-belga, fue la encargada de construir el ramal ferroviario que pasaba por Pergamino, contribuyendo a la expansión de la región. La empresa comenzó a operar en 1904, con financiamiento de importantes bancos europeos, y en alianza con la cerealera Bunge & Born, promovió la colonización agrícola para maximizar la producción y el traslado de granos.
El 25 de enero de 1908 se habilitó el tramo entre Buenos Aires y Rosario, trayendo consigo un flujo de oportunidades que impactaría en Pinzón y en los pueblos vecinos. La estación Pinzón, establecida en terrenos donados, se convirtió en un punto clave del ramal Pergamino-Vedia, y recibió su nombre en honor a los hermanos Pinzón, navegantes de la expedición de Colón. Sin embargo, a lo largo de los años, el nombre del pueblo ha evolucionado, perdiendo el “de” original, adaptándose al uso cotidiano y al modo en que los inmigrantes italianos y sus descendientes fueron haciendo suya esta nueva tierra.
Pinzón en la Década de 1940
Según registros del Anuario Kraft de 1944, Pinzón contaba con aproximadamente 2,000 habitantes, una cifra que ha disminuido con el tiempo, reflejando los cambios en las dinámicas rurales. En aquellos años, el pueblo ofrecía una vida próspera, con servicios postales, transporte diario a Pergamino y a otras localidades vecinas, y una economía basada en la agricultura y ganadería. Se cultivaban trigo, lino y alpiste, y las actividades ganaderas incluían una importante cantidad de vacunos, lanares y porcinos.
La comunidad contaba además con diversas tiendas, almacenes, carnicerías, farmacias y talleres mecánicos, lo que hacía de Pinzón un lugar autosuficiente y activo. El delegado municipal, el jefe de correos y los responsables de la estación y la escuela reflejan una organización local sólida, y las actividades sociales se concentraban en el Pinzón Football Club y en otras asociaciones comunitarias.
El Legado de un Pueblo en Constante Transformación
Pinzón ha sabido mantener su identidad y su tranquilidad a pesar de los cambios que han afectado a muchas zonas rurales en las últimas décadas. Aunque su población actual es mucho menor que en su época de esplendor, el espíritu de comunidad y la cercanía a Pergamino continúan siendo una fortaleza. Los vestigios de su pasado ferroviario y su fervor por la patrona, Nuestra Señora de Lourdes, son testimonios de la rica herencia cultural de este pequeño pueblo, que sigue conservando el encanto y la esencia de sus raíces.

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