La actividad física no solo mejora la calidad de vida en la tercera edad, sino que también es una herramienta fundamental para prevenir enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y las cardiopatías en adultos mayores.
Con un enfoque adecuado y una actitud positiva, la actividad física se transforma en una aliada invaluable para disfrutar de una vejez activa y saludable.
En la tercera edad, los cambios naturales en el cuerpo, como la disminución de la masa muscular y la densidad ósea, aumentan la vulnerabilidad a las enfermedades.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) resalta que la actividad física regular ayuda a contrarrestar estos efectos porque:
El envejecimiento no implica necesariamente el desarrollo de enfermedades crónicas, y la actividad física es una herramienta clave para prevenirlas. Según la OPS, realizar al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana puede:
Más allá de los beneficios físicos, la actividad regular tiene un impacto significativo en la salud mental y social de los adultos mayores. El ejercicio:
Adoptar un estilo de vida activo no requiere entrenamientos intensivos ni costosos. La OPS propone recomendaciones prácticas para los adultos mayores:
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