Jorge “El Turco” Dauach es mucho más que un vecino conocido en los barrios de Pergamino. Su historia recorre los potreros de la infancia, el taller que forjó con esfuerzo y una militancia social que no conoce pausas. Con la humildad de quien trabaja con las manos y la convicción de quien lucha con el corazón, comparte un testimonio cargado de memoria, afectos y sueños colectivos. En esta entrevista, repasa su recorrido vital, desde los días de bicicleta y escondidas en La Amalia hasta su presente como referente comprometido con las causas populares.
¿Cómo fue tu infancia /adolescencia y qué anécdota destacas de esa etapa?
Mi infancia transcurrió entre mi familia, compuesta por mi viejo, mi vieja y mis cuatro hermanas mayores, mis primeros amigos del barrio La Amalia y también del barrio cruce de caminos con quienes también compartimos la escuela primaria N° 62, y forjamos una amistad que aún perdura. Me recuerdo de una vida sencilla, jugando a la pelota en los potreros y en las calles, bicicleta, rin raje y escondidas, eran épocas en que nos juntábamos en algún lugar del barrio a pensar a que se iba a jugar ese día. En los últimos años de primaria comencé a jugar al básquet en el club sport, donde también fui a la pileta en verano, en el “Parque Azul”. En mi familia siempre se afrontó nuestra crianza con mucho esfuerzo, mi viejo fue el sostén y mi mamá que había sido maestra, se encargó de nuestra crianza en la casa, por nuestra parte colaborábamos en distintas tareas, fundamentalmente mis hermanas mayores y todos en la medida de nuestras posibilidades.
De la etapa de secundaria destaco la autonomía con que podíamos desenvolvernos, fueron épocas difíciles del país, con las crisis económicas de fines de la década de 1980 y las políticas neoliberales aplicadas en la década 1990, se vivía con mucha austeridad pero nos arreglábamos para seguir creciendo y desarrollando nuestras metas. Estudié en el Colegio Industrial, del que guardo los más lindos recuerdos y siempre agradezco la formación que recibí, fue un colegio que me formó para estudiar y trabajar, y en donde había mucho compañerismo y amistad y donde nos divertimos mucho también. No podría quedarme con una anécdota en particular pero sí decir que me quedan una gran cantidad de recuerdos que atesoro, tuve la suerte de realizar muchas actividades en esos años de adolescencia, escuela secundaria, centro de estudiantes, las salidas a spektra con amigos, practicar rugby en Pingüinos, primeras novias y también ayudar a mi viejo en su taller.
¿Cómo vivís tu presente y qué crees que es lo mejor de esta etapa?
En lo laboral, desde hace más de veinticinco años me dedico a la reparación y venta de sistemas oleohidraúlicos de maquinarias móviles y fijas, tengo la posibilidad de tener mi propio taller lo que me permite en el presente sostenerme económicamente, por supuesto que no escapo a las dificultades que atraviesa una gran mayoría de la población por las medidas que está adoptando el gobierno nacional, digamos que estamos de pie dando pelea. Más allá de lo laboral, dedico una buena parte de mi tiempo en la crianza de mi hija y es algo que me llena de satisfacción, tener la posibilidad de dedicarle tiempo para acompañarla en su crecimiento. También, y en la medida de los tiempos que quedan, participo en algunos espacios colectivos de militancia social y vecinal. Desde hace muchos años e integrado distintos grupos para luchar y desarrollar acciones de interés social, siempre con la convicción de aportar a mejorar las condiciones de vida de la mayoría, de lo que consideramos los sectores populares, de los que me siento parte.
¿Cómo integrante de COSOPPER cuáles son los logros o momentos que más destacás?
Lo primero que destaco es el haber compartido sueños, luchas y actividades con una gran cantidad de personas de mucha integridad, sabiduría y entrega franca; por supuesto que el hacer con otras y otros conlleva diferencias, debates y discusiones, pero creo que ese componente humano ha sido un aspecto destacable. Luego, considero que se han alcanzado algunos hitos importantes en materia de prevención de inundaciones y en buena parte se debe a la acción que hemos desarrollado durante treinta años de lucha. El hecho de contar con un proyecto integral de obras que nos van a permitir cambiar la situación de las inundaciones en nuestra ciudad es realmente trascendente. Así mismo, el desarrollo de una buena cantidad de éstas obras, como el Ramal Norte que está realizando actualmente el gobierno provincial, y que constituye la mayor inversión en materia de desagües en nuestra ciudad.
¿Cuál fue el mejor momento de tu vida?
Puede parecer un lugar común pero sin dudas el nacimiento de mi hija Blanca, creo que la vida está constituida por muchos momentos de esfuerzo y algunos satisfactorios, lo realmente trascendente es la vida y el amor que de ella puede devenir y las fuerzas para enfrentar cualquier adversidad que provienen del amor de un hijo.
¿Creés que cumpliste todas tus metas o todavía te falta cumplir algo?
Creo que pude alcanzar algunos objetivos en estos años de vida pero solo constituyen algunas metas de las que creo uno puede aspirar, me considero un luchador y espero no bajar los brazos por un mucho tiempo más. Me gustaría poder contribuir en la construcción de un colectivo social capaz de garantizar una vida digna para la mayoría de la población, con igualdad de posibilidades, inclusión e identidad cultural en el marco de un sistema de democracia participativa.
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