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¿Qué es de la vida de Mercedes Atie?

Profesionalismo, virtud y fuerza: la historia de una luchadora

Mercedes es una vecina de nuestra ciudad que le gusta ir a diferentes cafés con familiares y amigos a reuniones que pregonan el disfrute. A su vez, ella es una amante de la radio y le gusta pasar tiempo con sus nietos. Como también invierte tiempo en la cultura y va al teatro o a muestras de arte.
A su vida como docente y directora, ella la recuerda de forma cálida, ya que menciona con agrado los lazos formados en las diferentes instituciones que trabajó.
En diálogo, Mercedes nos cuenta más de su pasado, presente y futuro. Como también nos cuenta de su familia y de los infortunios que le ha tocado vivir.
- ¿Qué destaca de su infancia y/o adolescencia en Pergamino?
Mi infancia transcurrió en Barrio Centenario, donde todavía vivo. De niña vivía con mi mamá Cidi, mi hermano “Tito” y mi papá Juan.
En aquellas calles de tierra nos la pasábamos de casa en casa con amigos y amigas. Además, en aquella época, recuerdo que teníamos el primer teléfono fijo de la zona en el almacén de mi papá y yo era la encargada de avisar cuando llamaban a algún vecino. Odiaba que suene.
La escuela la transité en el colegio del Huerto y en mi primer año tuve uno de los golpes que más me marcó: la muerte de mi padre a sus 50 años. Él era muy joven y mi madre, con mucha fortaleza, continuó con el almacén y mantuvo la casa, como también pagó los estudios de mi hermano en la Escuela de Aviación Militar en Córdoba y la mía. La recuerdo como levantaba las pesadas persianas muy temprano.
Pero una tarde, un 3 de noviembre a mis 11 años, me entero por televisión que un avión de la Fuerza Aérea había desaparecido y de inmediato le avisé a mamá, por lo que ella se comunicó con los de la Escuela de Aviación y le dijeron que la mantendrían informada.
En la espera llegaban familiares y amigos y, a las 23 horas de esa noche, se confirmó que mi hermano viajaba en el avión desaparecido. En mi casa todo era conmoción. Mi madre lo esperó hasta el último día de su vida, mientras que junto a otros familiares buscamos restos del avión por mar y por tierra. Todavía quiero justicia y que se encuentren los restos de las víctimas del olvido más grande de la historia de la Fuerza Aérea Argentina.
Por otra parte, tuve una adolescencia con amigos que aún conservo y estimo como Alejandro Masagué, con quien íbamos juntos a Cultura Inglesa y también tengo que recordar a Guillermo Francioni, a Graciela De Mayo, a Néstor Nandín, y a un vecino entrañable, Jorge Oviedo, y seguro me olvidaré mencionar a alguno más.
Del colegio, recuerdo a Leonor “Norita” Pierro, que fue compañera durante el secundario, en ese momento era ‘apretada’ y perseguida. Después, durante la dictadura fue desaparecida. Su ausencia todavía duele.
- ¿Cómo es su presente y qué destaca de él?
Soy docente jubilada y una peronista que todavía milita por aquello que considera justo.
Además, tengo dos hermosos nietos: Benjamín y Juan. Como también tengo la contención de mis hijos, Nicolás y Agustina, y la compañía de Eduardo.
Además quiero destacar las amistades entrañables de Rubén Albarracín, Onilda Castellini y Liliana Constantini, que todavía conservo, nos hablamos y nos apoyamos todo el tiempo.
Siempre me interesó la lectura y, durante la pandemia, la soledad me hizo terminar algunos libros.
- ¿Cómo fue su evolución profesional?
En 1998, durante la gestión de Sequeiro, surgió la propuesta de integrar el Foro Vecinal de Seguridad, junto con “Peluca” Mollo y Hugo Cogo, por la parte rural. En un momento, donde la institución desempeñaba un importante rol social.
Fueron años de intenso trabajo con la concejal Nydia Izzi y Onilda Castellini y hacíamos recorridas con Julio Courtial y Carlos Pérez, como también manteníamos reuniones con Carlos Ferreyra para que se dieran los planes preventivos de seguridad, en contextos duros como lo fue el 2001. En ese momento, nos reuníamos con el intendente Gutiérrez que, a pesar de no compartir ideología, siempre tuve un trato cordial.
Luego, me uní a los Talleres “Derecho a la gente”, donde salíamos a andar por diversos lugares con el fin de hacer efectivo el acceso a los derechos en pueblos y barrios del Partido.
Posteriormente, fui convocada por Amalia Rava para llevar adelante un proyecto que buscaba acercar la Justicia a las Escuelas Secundarias. Recorrimos 40 escuelas de Pergamino y brindábamos charlas en encuentros que hicimos posible junto al fiscal Mario Daniel Gómez, el juez Fernando Ayestarán y con integrantes del Ministerio de Justicia, como la Dra. Silvia Giraudo y la Dra. Viviana García Sierra.
- ¿Considera que cumplió todas sus metas?
No cumplí todas mis metas y siempre lo hablo con Rubén y con Onilda.
Aún así, tengo una meta por cumplir que es una herida abierta y es encontrar los restos del avión “TC 48” donde mi hermano “Tito” desapareció un 3 de Noviembre de 1965, legado que seguramente continuarán mis hijos y nietos.

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