Las nuevas tecnologías propiciaron formas peculiares y a veces muy disfuncionales de plantear las relaciones personales, especialmente en el momento en que se les quiere poner fin, lo que, a veces, puede llegar a generar diversos conflictos. Los términos relacionados con formas viciadas de relacionarse afectivamente se acumulan y reflejan una realidad muy nueva: ghosting, caspering, pocketing y ahora apareció el cloaking.
Se trata de una combinación de dos actos emocionalmente agresivos hacia quien lo sufre, que se queda sin la posibilidad de entender la ruptura y, por lo tanto, de superarla. La víctima de cloaking puede quedarse enganchada en esta relación, rumiando el por qué y sintiéndose culpable de lo sucedido, explica la doctora española Ana Isabel Sanz, psiquiatra y psicoterapeuta especializada en relaciones afectivas y ansiedad y directora del Instituto Psiquiátrico Ipsias.
La primera razón que señala Sanz es la de no querer hacer frente a las consecuencias incómodas derivadas de la decisión de poner fin a la relación. “El cloaking implica una forma impune de no dar explicaciones, de evitar inconvenientes y malos momentos ante la posible incomodidad del que es dejado”, especifica Sanz. Y es que quien practica el cloaking se caracteriza por una falta de responsabilidad y empatía hacia la otra persona.
Pero puede haber otros motivos para desaparecer de la vida de otra persona sin darle opción a réplica y es que, según la experta, el motivo “puede consistir en una simple muestra de desidia o cobardía” pero también puede ir más allá, indicando “un deseo explícito de herir, a veces de manera profunda, antes que responsabilizarse de su decisión mirando a los ojos y construyendo un discurso sobre su decisión”. Y es que el cloaking implica trasladar a la otra persona las posibles responsabilidades en la ruptura pero, sobre todo, privarle del derecho a entender los motivos.
Identificar al cloaker es básico para no terminar siendo su víctima aunque, según explica Sanz, todavía es pronto para establecer un perfil psicológico de este tipo de personas. Lo que sí se puede decir de ellos es que son personas con nulo respeto por las emociones de los demás, o lo que comúnmente se denomina muy baja empatía.
“Además, se trata de personas con escasas pretensiones de establecer vínculos mínimamente estables. Tampoco tienen capacidad para asumir responsabilidades y compromisos en las relaciones afectivas, y suelen negarse a hacerse cargo de uno de los deberes más básicos de cualquier intercambio afectivo humano: el de explicar sus motivos cuando toman la decisión de abandonar un proyecto más o menos avanzado de conocimiento mutuo”, indica Sanz.
Los daños en la persona que lo sufre dependerán de las expectativas depositadas en esa relación y de la situación y características de la persona afectada. Para aquellas personas que habían depositado expectativas muy altas en ese proyecto de relación o aquellas que atraviesen un momento personal complicado, el cloaking “puede abrir un duelo difícil de elaborar y que ponga seriamente en cuestión su valía y su estima personal”, dijo Sanz.
Actualmente, las apps de citas o el anonimato de internet pueden generar conductas poco empáticas, favoreciendo las facetas más superficiales e irresponsables de las personas en su forma de vincularse a otros, señala Sanz, quien añadió: “El cibermundo contribuye a que no seamos transparentes ni consistentes en nuestros acercamientos a los demás. Saberlo también ayuda a adecuar las expectativas sobre lo que estos canales nos pueden ofrecer y lo que nos pueden frustrar”.
Si todavía no recibís las noticias de PRIMERA PLANA en tu celular, hacé click en el siguiente enlace https://bit.ly/3ndYMzJ y pasarás a formar parte de nuestra base de datos para estar informado con todo lo que pasa en la ciudad y la región.