En el juego de la seducción, no todo es encanto y carisma, ya que, a veces puede pasar que detrás de una sonrisa y un “comentario inocente”, se esconde una táctica emocional que puede herir la autoestima ajena. Se trata del negging, una forma de abuso verbal que disfraza las críticas de halagos, con un tono sutilmente hiriente, para generar inseguridad en la otra persona.
Al igual que el love bombing o el gaslighting, el negging es una forma de manipulación emocional que afecta a quien lo recibe, haciendo que se sienta insuficiente y necesite la validación de la persona malintencionada. Reconocer esta táctica y comprender cómo funciona es clave para proteger la autoestima y no dejar que afecte la percepción propia.
El término negging (del inglés negative compliment o cumplido negativo) fue mencionado por primera vez en 2005 en The New York Times. Esta técnica de seducción tóxica fue explicada por el escritor Erik von Markovik, alias Mystery, y tiene dos finalidades: bajar momentáneamente la autoestima de una mujer y sugerir un desinterés intrigante.
La lógica del negging es simple: soltar un comentario que suena a cumplido, pero en realidad esconde un doble sentido. Cuando nos dicen ”Te ves bien para alguien de tu edad” la idea es que dudemos de nosotros mismos y empecemos a buscar la validación de quien nos dijo el “halago”.
Pese a que el negging puede parecer inofensivo, sus efectos psicológicos tanto en hombres como en mujeres pueden ser profundos. A corto plazo, genera confusión, inseguridad y necesidad de aprobación. Con el tiempo, esta dinámica puede deteriorar la autoestima, generar ansiedad y depresión, y abrir la puerta al abuso emocional.
El negging no es un cumplido, pero tampoco un insulto directo: es una estrategia sutil de manipulación. Aunque puede pasarse por alto, siempre deja una sensación de incomodidad. Reconocer este patrón es clave para evitar caer en relaciones tóxicas. Estas son algunas frases típicas que lo delatan: “Bonitas uñas… ¿Son reales? ¿No? Oh, igual son lindas”; “No me gustan las chicas tan altas, pero tú no me molestas”, “Te queda muy bien esa camisa, pero aún debes bajar más de peso”, “Tienes una sonrisa linda, aunque tus dientes están un poco amarillos”; “Con esa risa nadie se va a aburrir, eso te lo aseguro”; “Me encanta tu look, nunca me atrevería a salir así a la calle”; “No suelo salir con personas como vos, pero me pareces interesante”; “Tenés una figura estupenda, pero no tanto como mi ex” y “Sos un buen tipo, aunque no tan exitoso como mi ex, él era empresario”.
Todos estos comentarios pueden parecer inocentes, pero lejos de ser halagos chistosos, tienen la intención clara de hacer sentir incómoda e insegura a la otra persona. Acorde con un estudio del Journal of Aggression, el negging sigue teniendo como objetivo a las mujeres, aunque cualquier persona puede ser una potencial víctima.
Si en una cita alguien nos dice algo que nos deja pensando si fue un halago o un insulto, es probable que estén tratando de manipularnos. Silvi Saxena, quien es licenciada en Desarrollo Humano Familiar experta en trauma clínico en Estados Unidos, el negging es un tipo de comportamiento tóxico que no debería normalizarse, por lo que reconocer estas señales es fundamental:
La psicóloga estadounidense Patrice Le Goy, resaltó que una de las claves para reconocer el negging es prestar atención a la intención del mensaje. “La mayoría de las personas puede notar la diferencia cuando alguien solo se está divirtiendo un poco, en comparación con alguien que realmente intenta reducir la autoestima de otra persona”, dijo.
Cuando alguien en medio de una cita nos lanza un comentario casual que, en lugar de hacernos reír, nos deja dudando de nosotros mismos, debemos ponernos en alerta. Si es la primera cita, debemos recordar que no tenemos la necesidad de demostrarle nada a nadie.
Si no queremos caer en este tipo de juegos de manipulación, lo mejor es poner límites para proteger nuestro bienestar emocional. Luego de un halago hiriente, podemos decir algo como “si eso era una broma, no lo fue para mí”, “ese tipo de comentarios no me hacen sentir bien” o decirle a los ojos: “Qué quieres decir con eso”.
No se trata de responder con agresividad, sino reafirmar que nadie tiene derecho a minimizar nuestro valor. Merecemos estar en relaciones que nos hagan sentir seguros, valiosos y respetados. En una relación sana, el respeto, la comunicación clara y la admiración genuina son pilares fundamentales.
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