La falta de sexo puede deberse a varios motivos: falta de interés, falta de oportunidades o elección personal. Aunque el sexo tiene beneficios científicamente comprobados para la salud física y mental, surge la pregunta: ¿puede la abstinencia sexual afectar negativamente el cuerpo y la mente?
El sexo no solo es importante para la satisfacción emocional, sino que tiene un impacto directo en la salud física. Según la Dra. Carolina Dalboni, ginecóloga y sexóloga brasileña, “durante las relaciones sexuales, el cuerpo libera endorfinas y oxitocina, que ayudan a controlar el estrés y mejorar el estado de ánimo”. Además, fortalece el sistema inmunológico y crea una mayor conexión emocional entre las parejas, lo que es crucial para la salud mental.
Por su parte, la Dra. Andrea Romero, psicóloga chilena, destaca que “el sexo consensuado y saludable no solo alivia el estrés, sino que también mejora la autoestima y el bienestar general”. Las hormonas liberadas durante el sexo, como la serotonina, ayudan a reducir la ansiedad y promueven el sueño reparador.
Sin embargo, cuando no se tiene sexo de manera regular, ¿pueden surgir efectos adversos? La respuesta es que depende de la persona y la situación. La Dra. Tamara Zanotelli, sexóloga y terapeuta sexual de Brasil, explica que “algunas personas no experimentan ningún efecto negativo, mientras que otras pueden sufrir irritabilidad, ansiedad o frustración”. Esto es especialmente común en los jóvenes, quienes pueden sentir una mayor presión debido a la abstinencia.
Estudios han mostrado que, en algunos casos, la falta de sexo puede generar problemas en la relación de pareja, sobre todo en vínculos de largo plazo. “La falta de intimidad sexual puede llevar a una disminución de la conexión emocional y causar insatisfacción en la relación”, señala Zanotelli. Además, puede afectar la autoestima y generar sentimientos de desconexión entre las parejas.
El Dr. Fernando Gómez, psicoterapeuta español, agrega que la abstinencia sexual involuntaria puede tener consecuencias emocionales profundas, como la frustración y el aumento del estrés. “La ausencia prolongada de sexo puede impactar la salud mental, sobre todo en aquellos que desean mantener relaciones, pero no tienen la oportunidad de hacerlo”, dice.
En cuanto a los efectos físicos, hay evidencia de que la falta de sexo también puede tener repercusiones. Dalboni cita estudios que indican que los hombres que no eyaculan durante largos períodos pueden tener un mayor riesgo de desarrollar cáncer de próstata. Además, la falta de actividad sexual en mujeres podría aumentar el riesgo de atrofia vaginal, lo que puede causar incomodidad o dolor durante el sexo posterior.
La Dra. María Suárez, ginecóloga española, explica que “la abstinencia puede disminuir la vasodilatación, lo que reduce el flujo sanguíneo en la zona genital y puede afectar la función sexual”. Sin embargo, señala que estos efectos pueden variar significativamente de una persona a otra.
Cuando la falta de sexo se debe a una disminución en la libido, es importante identificar las causas subyacentes. El Dr. David Martínez, endocrinólogo colombiano, indica que “los cambios hormonales, el estrés, los trastornos metabólicos o incluso ciertos medicamentos pueden reducir el deseo sexual”.
Los factores psicológicos también juegan un papel importante. Según Zanotelli, “las personas con depresión pueden experimentar una pérdida de interés en actividades que solían disfrutar, incluido el sexo”. Problemas de relación, como conflictos no resueltos o falta de comunicación, también pueden reducir la libido.
El estilo de vida también influye en el deseo sexual. El Dr. Miguel Oliveira, urólogo portugués, menciona que “el sedentarismo y una dieta poco saludable pueden disminuir la libido, mientras que el ejercicio regular y una alimentación equilibrada la mejoran”. El ejercicio aumenta la producción de endorfinas y mejora la circulación, lo que favorece la función sexual.
Zanotelli concluye que la falta de interés sexual puede presentarse en cualquier edad y sus efectos pueden variar. “Durante la juventud, los efectos de la abstinencia pueden estar más vinculados a los cambios hormonales, mientras que en los adultos y ancianos los factores emocionales juegan un rol más importante”, señala.
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