“La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, definió la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con frecuencia, sabemos detectar cuando tenemos buena salud física y también cuando nos falla: dolores, fiebre, congestión…todos síntomas que solemos deducir que estamos con gripe, por ejemplo.
Pero cuando se trata de salud mental, la distinción no es tan obvia. Afirmó la Clínica Mayo: “Si tienes miedo de dar un discurso en público, ¿significa que tienes un trastorno de salud mental o es un caso lógico de nerviosismo? ¿En qué punto la timidez se convierte en fobia social?”.
¿A qué se llama salud mental y cómo detectar si se tiene una buena salud mental? El doctor Juan Ingelmo, jefe interino del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas de la UBA (MN 110.685), respondió a Infobae:
Y completó: “Tener una buena salud mental no significa, naturalmente, estar feliz todo el tiempo, sino poder enfrentar las dificultades de la vida con herramientas saludables, como así también poder generar lazos que sean significativos con los demás. Otro aspecto es el poder desarrollar las propias cualidades a la vez de aportar a la sociedad. En definitiva, si uno se siente en términos generales equilibrado, puede manejar el estrés de la vida cotidiana, mantener relaciones saludables y disfrutar de las actividades que desarrolla, es probable que tenga una buena salud mental “, describió el experto.
Por su parte, María Verónica Lapelle Waroquiers, licenciada en Psicología (MN 21403), subjefa del Servicio de Psiquiatría del Hospital Italiano de Buenos Aires y docente adjunta de la Universidad Hospital Italiano de Buenos Aires explicó a Infobae: “Las definiciones sobre salud mental dan cuenta de un concepto general que alude al equilibrio emocional en diferentes áreas de funcionamiento de un individuo, pudiendo extrapolar este concepto también al ámbito institucional y social. En este sentido, podemos pensarla como un ‘todo’, en tanto implica el bienestar emocional, psicológico como social”.
La Clínica Mayo explicó que “puede haber un trastorno mental cuando los patrones o cambios en el pensamiento, los sentimientos o el comportamiento causan angustia o alteran la capacidad de funcionamiento de una persona”.
El doctor Ingelmo afirmó que en la actualidad, los trastornos más comunes son la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño, y los relacionados con el estrés.
“Actualmente, y en virtud del aumento de la expectativa de vida, crece el diagnóstico de los trastornos cognitivos como la enfermedad de Alzheimer. También se ven con frecuencia trastornos alimentarios, y adicciones, no sólo a sustancias, sino también comportamentales como la adicción a los dispositivos electrónicos y la ludopatía”.
La psicóloga del Italiano sumó a los trastornos mencionados el suicidio “como fenómeno complejo y multideterminado, que también cobra una gran relevancia en la clínica de salud mental actual”.
Y destacó que la pandemia de COVID-19 agravó la situación de salud mental en la Región, aumentando los nuevos casos de afecciones de salud mental y empeorando las preexistentes. “Se estima que el aumento de los trastornos de ansiedad y depresión ha sido de más del 25% durante el primer año de la pandemia”.
De acuerdo a la OMS, La salud mental está determinada por una compleja interacción de estresores y vulnerabilidad individuales, sociales y estructurales: “Las amenazas mundiales a la salud mental actual incluyen: las desigualdades económicas y sociales; emergencias de salud pública (incluido COVID-19); las emergencias humanitarias (incluidos los conflictos y los desplazamientos forzados), y la crisis climática”.
Según la OMS, 1 de cada 4 personas mayores enfrenta aislamiento social y soledad, factores de riesgo para problemas de salud mental.
“La soledad tiene un impacto significativo en la salud física y emocional, lo que acelera procesos de deterioro cognitivo y contribuye a problemas como la ansiedad, el estrés y la depresión”, explicó la licenciada Emilce Schenk, psicóloga en el Centro Hirsch, una asociación civil que brinda atención a personas mayores y rehabilitación.
De acuerdo a la licenciada Analía Tarasiewicz (M.N. 57898), psicóloga egresada de la Universidad de Buenos Aires (UBA), especializada en problemas del trabajo y coach laboral, las cargas emocionales y psicológicas en el ámbito laboral, cuando no se gestionan, pueden quebrar el equilibrio mental, emocional y físico.
“A veces, es el cuerpo el que nos habla a través del cansancio extremo, el insomnio, los dolores de cabeza o la fatiga emocional. Otras veces, son nuestras emociones las que nos gritan a través de la ansiedad, la tristeza o la irritabilidad constante y muchas otras estos síntomas iniciales crecen y lo que era un problema psicoemocional leve pasa a estados críticos”.
De acuerdo al doctor Ingelmo, los síntomas son amplios y diversos: “Debe tenerse en cuenta que la expresión emocional de los mismos es muy particular de cada persona y depende, entre otros factores, de su edad, situación personal y social”.
El experto explicó que algunas señales de alerta incluyen: “Cambios drásticos en el estado de ánimo, como sentirse constantemente triste, ansioso o irritable. También pueden surgir dificultades para concentrarse, dormir o realizar actividades que antes se disfrutaba. Los cambios en la manera de interactuar con los demás, como aislamiento o conflictos frecuentes, también son signos a tener en cuenta. Puede aparecer pérdida de interés en la vida o pensamientos de desesperanza”.
La doctora Lapelle Waroquiers expresó que en muchas ocasiones cuando las situaciones estresantes son muy intensas o se cronifican, las posibilidades para atravesarlas se vuelven más acotadas.
“En dichas circunstancias, el malestar psicológico puede ser una señal de atención”, apuntó y concluyó: “Ante estas circunstancias debemos tener en cuenta que la intervención temprana puede hacer una gran diferencia en estas instancias”.
De acuerdo al tipo de enfermedad mental, la gravedad y lo que sea más efectivo para la persona afectada será el tratamiento a realizar. En muchos casos, combinar tratamientos es lo que mejor funciona, dicen los expertos.
Además, destacó que los hábitos saludables, como el ejercicio, el sueño adecuado y una buena alimentación, juegan un papel importante. “Es fundamental buscar un enfoque personalizado con un profesional de la salud mental para encontrar lo que mejor funcione para cada persona”, finalizó.
Por su parte, la doctora Lapelle Waroquiers indicó: “El tratamiento debe ser interdisciplinario. El abordaje psicoterapéutico y psicoeducativo es primordial para lograr una remisión sintomática y una inserción completa del paciente. En casos en los que los síntomas sean incapacitantes y requieran un abordaje psicofarmacológico, el trabajo en equipo conjunto entre el psicólogo y el psiquiatra, brindará la contención necesaria para lograr un tratamiento eficaz”.
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