La elección de pareja responde a procesos neuroquímicos complejos que a menudo priorizan la emoción sobre la razón. Un estudio del Doctorado en Neurociencia Aplicada y Comportamiento de la Universidad de San Buenaventura en Bogotá revela que el cerebro toma decisiones afectivas en solo 0,2 segundos. Este lapso breve activa una tormenta química que acelera el ritmo cardíaco, nubla el juicio y favorece elecciones impulsivas.
El proceso neurológico del enamoramiento activa tres regiones cerebrales clave: el área tegmental ventral (asociada al placer), el núcleo accumbens (responsable de la recompensa) y la amígdala (encargada de regular emociones). Estas zonas liberan dopamina, que genera motivación; oxitocina y vasopresina, que fomentan el apego; y adrenalina, que acelera el ritmo cardíaco. Sin embargo, la corteza prefrontal —encargada de evaluar riesgos— se ve opacada por esta actividad química, lo que dificulta la toma de decisiones racionales.
El estudio identifica sesgos emocionales que influyen en la elección de pareja:
Para evitar decisiones impulsivas, los investigadores recomiendan:
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