En la intimidad de una relación, a veces es fácil caer en la rutina o dejar que las urgencias del día a día nos arrebaten los momentos tan especiales de tener sexo. Si bien un “rapidito” tiene su encanto y puede encender la pasión al instante, vivir cada segundo con total consciencia, saboreando cada caricia y beso como si el tiempo se detuviera, también lo tiene.
El concepto fue popularizado por la escritora estadounidense Nicole Daedone, en su libro Slow Sex: El arte y el oficio del orgasmo femenino, donde invita a las parejas a reconectarse con sus cuerpos y a las mujeres a redescubrir su orgasmo, sin que este sea la única meta. La idea es recuperar la profundidad de la experiencia sexual, dedicándole más tiempo y atención.
El slow sex está relacionado con el movimiento slow, que aboga por vivir de manera más consciente en todos los aspectos de la vida. En el ámbito sexual, esto implica crear un espacio donde ambos puedan disfrutar del encuentro sin expectativas o presiones externas. Es una invitación a redescubrir el placer de ver, sentir y conocer el cuerpo, utilizando todos los sentidos para entender cómo reacciona nuestra pareja.
Practicar slow sex implica crear un ambiente donde el placer y la conexión fluyan sin prisas. Esta guía, paso a paso, ayudará a convertir cada encuentro en una experiencia única y profunda, donde ambos se sentirán más conectados y libres de presiones.
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