La Comisaría Tercera fue escenario de un episodio sin precedentes, que tuvo lugar el pasado fin de semana, pero recién trascendió en las últimas horas.
Todo comenzó cuando la oficial de servicio tomó conocimiento de parte de la encargada de controlar los calabozos que varios internos exigían la presencia de personal policial.
Así fue como la oficial se acercó hacia el sector en cuestión y se enteró que uno de los detenidos, junto a otros 3, pedía que se le suministre “pastillas”, bajo la amenaza de “romper la comisaría”.
Las oficiales les explicaron que no tenían comprimidos en su poder, pero que tampoco se las podrían proveer sin prescripción médica.
A raíz de la respuesta negativa, los detenidos comenzaron a tornarse hostiles y si bien, en un principio, parecían haber comprendido la explicación brindada por la agente, a los pocos minutos se empezaron a escuchar gritos desde las celdas, en virtud de una discusión producida entre los presos.
Uno de ellos tomó del cuello a otro por detrás, lo que provocó que inmediatamente comenzaran a pelearse entre varios con golpes de puño, mientras otro detenido le arrojó agua hirviendo al resto.
Se solicitó apoyo de forma urgente por vía telefónica y mediante radio para que se envíe personal de refuerzo ya que en la comisaria solo se encontraban dos oficiales femeninas, junto con la jefe y estaban superadas por la cantidad de detenidos, advirtiendo además que la gravedad de los hechos no se podía disuadir de ninguna manera ya que la mayoría tenían palos con puntas afiladas, que habían sido fabricados a partir de una escoba que habrían solicitado minutos antes con el pretexto de mantener la higiene del calabozo.
Llegaron más efectivos a la Tercera y el episodio estaba lejos de terminarse, con una escalada de violencia, lo que obligó a la jefa de turno a ordenar la utilización de armas largas, con disparos de balas de goma hacía espacios desocupados con el objeto repeler la situación y tomar el control de los calabozos y así poder reducir a los presos.
De ese modo, varios oficiales pudieron sujetar a los reclusos conflictivos, mientras una ambulancia del Servicio de Atención Médica de Emergencias (SAME) trasladó a uno de los detenidos al Hospital Interzonal General de Agudos “San José” para realizarle estudios radiológicos y una sutura en el tabique nasal.
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