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Un hilo de Twitter muestra la potencia industrial de la ciudad

Expone cómo la pujante industria en Salto produce toneladas de alimentos, mientras los precios de la comida siguen subiendo sin control

Un hilo en Twitter publicado por el especialista en “innovación”, Sergio Melzner, puso el foco en la ciudad bonaerense de Salto, mostrando su rol como polo productivo en la agroindustria y la industria alimentaria.

Sin embargo, detrás de la impresionante capacidad de producción que exhibe esta zona, aparece una contradicción difícil de ignorar: Argentina, un país que produce alimentos para 400 millones de personas, es uno de los lugares más caros para alimentarse.

 

Producción y transformación: Salto como polo industrial

El hilo narra que el municipio de Salto, ubicado sobre la Ruta 31 tras pasar Carmen de Areco, cuenta con 161.000 hectáreas cultivadas con soja, maíz y trigo, además de 74 granjas avícolas y 53 establecimientos porcinos que abastecen frigoríficos de la región.

Pero el valor agregado no se detiene en el campo: Salto también aporta su cordón industrial, que emplea a 3.500 personas, muchas de ellas provenientes de localidades vecinas como Arrecifes, Pergamino y Chacabuco.

El crecimiento del sector industrial llevó a la proyección de un parque industrial para pymes y empresas logísticas, con el objetivo de consolidar a Salto como un nodo clave dentro de la economía bonaerense.

 

Bagley y la fábrica de galletitas más grande de América Latina

Uno de los puntos más llamativos del hilo de Twitter fue la mención a la planta de Bagley, inaugurada en 1995 y considerada la más grande de América Latina en su rubro.

Allí se producen galletitas icónicas como Chocolinas, Saladix, Traviata y Surtido Bagley, que se distribuyen a todo el país.

La fábrica, según cuenta el autor del hilo de Twitter, tiene 17 líneas de producción en simultáneo y opera las 24 horas del día, con una eficiencia superior al 80%.

Uno de los aspectos más innovadores es el harinoducto, un sistema que transporta harina directamente desde Molinos Fénix, pesándola y facturándola en tiempo real para optimizar costos y minimizar desperdicios.

En 2010, pleno gobierno kirchnerist, Bagley recibió inversiones por más de 118 millones de dólares, ampliando su capacidad en un 40%.

Actualmente, emplea a 1.300 personas y produce un promedio de 80 kg por trabajador por hora.

 

La paradoja de la industria alimentaria argentina

A pesar de la escala de producción exhibida en Salto y otras regiones productivas de la provincia de Buenos Aires, el acceso a los alimentos sigue siendo un problema invisibilizado en el país.

Mientras se produce alimentos para 400 millones de personas, los 46 millones de habitantes enfrentan precios más altos que en muchos países de la región e incluso comparando con el llamado “primer mundo”.

La combinación de una industria concentrada, un mercado que no crece al ritmo de la demanda y una estructura de costos que encarece el producto final genera una distorsión evidente.

En otras palabras, aunque la producción de alimentos sea eficiente y tecnológicamente avanzada, los precios no reflejan esa eficiencia, sino que se mantienen elevados por márgenes empresariales, impuestos y una distribución que no prioriza el acceso de los consumidores.

El hilo de Twitter que subrayó y remarcó el papel de Salto como un motor industrial bonaerense abre, sin quererlo, un debate más profundo sobre cómo un país con capacidad para alimentar al mundo enfrenta una de las crisis de precios más duras para su propia población.

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