Perder la vista significó para Camilo Rajal un antes y un después en su vida. Hace nueve años, un problema de salud provocó el desprendimiento de sus retinas y lo obligó a enfrentar un camino lleno de obstáculos. “Fue muy difícil empezar de vuelta”, recuerda. Sin embargo, el apoyo de su familia fue fundamental para sostenerlo en los momentos más duros y acompañarlo en el proceso de adaptación.
En 2019 comenzó a asistir al Centro de Rehabilitación Braile, donde aprendió herramientas para desenvolverse en la vida cotidiana. “No fue fácil, pero uno intenta seguir adelante y ver cómo sigue”, afirma. Ese espíritu de lucha lo llevó también a retomar los estudios, un desafío que se presentó con múltiples dificultades.
Camilo había iniciado el profesorado en 2014, pero al mudarse a Buenos Aires debió abandonar. Al regresar a Pergamino se encontró con finales perdidos y la necesidad de empezar gran parte desde cero. “El sistema educativo no está preparado, menos en el nivel terciario o universitario”, señala. Aun así, el acompañamiento de sus compañeros y la voluntad de muchos docentes fueron claves para que pudiera avanzar. “Costó, pero se puede. El compañerismo y la voluntad de los docentes ayudan bastante a poder continuar”, destaca.
Su relato está atravesado por la convicción de que la vida, aun en la adversidad, siempre ofrece enseñanzas. “Uno mismo es su obstáculo a superar. El miedo a fracasar estuvo siempre, pero entendí que si uno se propone, por más que cueste, puede salir adelante. Hay una luz al final del camino”, reflexiona.
Hoy, Camilo se egresó del Profesorado de Biología en el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica (ISFDyT) Nº 122 de Pergamino, un logro que simboliza su capacidad de resiliencia y su voluntad de superación. Con la mirada puesta en el futuro, sueña con dar clases y transmitir no solo conocimiento, sino también su experiencia de vida. “Sin pensamiento crítico no se puede construir. Sé que será difícil adaptarme al sistema educativo, pero se irá resolviendo paso a paso”, asegura.
Entre sus proyectos está iniciar el profesorado de Química o una licenciatura en Ciencias Biológicas, áreas que lo apasionan. Más allá de los desafíos, su mensaje es claro: “Muchas veces nos encontramos en un lugar oscuro donde creemos que ya no hay esperanzas, pero siempre hay una pequeña luz que te ayuda a continuar. Depende de cómo uno se predispone ante los golpes de la vida. Se puede seguir aunque cueste, siempre pensando en positivo”.
La historia de Camilo Rajal es un testimonio de fuerza y esperanza. Un ejemplo de que, incluso en la oscuridad, la voluntad y el acompañamiento pueden abrir caminos hacia la luz.
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