Para la mayoría de las personas, alcanzar la felicidad es una meta en sí misma en sus vidas.
Y si bien los expertos vieron que existe una gran variabilidad en la población, observaron que a grandes rasgos se destacan dos grupos en los extremos del espectro: por un lado, están los “felices y saludables”, quienes gozan de excelente salud física y mental, además de una alta satisfacción con la vida. Por otro lado, se encuentran los “enfermos y tristes”, que presentan niveles por debajo del promedio en salud física, salud mental y satisfacción con la vida.
Sobre la base de esos resultados, los investigadores concluyeron que existen seis factores posibles de controlar en la vida, y que, de hacerlo con éxito, las personas están más cerca de la felicidad.
“Haga un inventario de sus hábitos y comportamientos hoy, y vea dónde necesita invertir un poco más de tiempo, energía o dinero para comenzar a moverse en la dirección correcta. Todo el mundo ama un final feliz, especialmente en la historia de su propia vida. Empieza a escribir ese final hoy”, indicó Brooks. Y enumeró:
Brooks asegura que sus alumnos se sorprenden cuando les muestra los datos sobre lo que le sucede a la mayoría de las personas respecto a la felicidad.
Es que, contra todos los pronósticos -que asegurarían que el mejor momento de plenitud en la vida es la juventud- el experto de Harvard asegura que “la felicidad tiende a disminuir a lo largo de la edad adulta joven y la mediana edad, tocando fondo alrededor de los 50 años”.
Después de eso, la felicidad vuelve a aumentar a mediados de los 60. Sin embargo, surge un fenómeno curioso: las personas mayores se dividen en dos grupos a medida que envejecen: aquellos que se vuelven mucho más felices y aquellos que se vuelven mucho más infelices.
Al llegar a la sexta década de vida, muchas personas reflexionan sobre las decisiones financieras tomadas en los años anteriores. Aquellos que planificaron y ahorraron con anticipación suelen encontrar estabilidad económica y comodidad. De manera similar ocurre con la felicidad, como ilustra Brooks en su nuevo libro, From Strength to Strength: Finding Success, Happiness, and Deep Purpose in the Second Half of Life (De fortaleza en fortaleza: encontrar el éxito, la felicidad y un propósito profundo en la segunda mitad de la vida).
Aunque la felicidad es una experiencia subjetiva que varía según los valores, expectativas y experiencias individuales de cada persona, se han identificado ciertos factores y hábitos que son comunes entre quienes experimentan niveles elevados de felicidad y satisfacción con sus vidas.
En ese sentido, otro experto de la Escuela de Negocios de Harvard, Joseph Fuller, afirma que no entender las prioridades y objetivos personales y profesionales podría ser la causa de una profunda insatisfacción.
Investigaciones llevadas a cabo por la UCLA y la Universidad de Carolina del Norte respaldan las afirmaciones de Fuller. Según estos estudios, tener un propósito claro en la vida es esencial para lograr una mayor felicidad y satisfacción. Un propósito bien definido no solo facilita la toma de decisiones, sino que también alinea nuestras acciones con nuestros objetivos. Para alcanzar este nivel de claridad, es crucial ser honesto con nosotros mismos sobre lo que realmente deseamos y buscamos.
Fuller destaca que la falta de alineación entre metas personales y profesionales puede afectar negativamente tanto el bienestar personal como el éxito en el ámbito laboral. Afirma que “no es posible ser felices en lo personal si no se está bien en lo profesional”, subrayando la importancia de mantener la coherencia entre ambos aspectos de la vida. La psicología también respalda esta idea, indicando que es difícil alcanzar el éxito sin una base sólida de felicidad.
Cada 1 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Alegría, con el propósito de reflexionar sobre la importancia de fomentar este sentimiento de bienestar y satisfacción. A pesar de las dificultades y adversidades que pueda enfrentar una persona, la alegría ofrece indudables beneficios para la salud.
El origen de esta celebración se remonta al año 2012, cuando el colombiano Alfonso Becerra, durante un congreso de gestión cultural en Chile, presentó su propuesta. Su idea fue adoptada por organizaciones de diversos países, dando origen a la efeméride que hoy se celebra en todo el mundo.
Según contó el propio Becerra en una entrevista con Caracol Radio, la idea surgió cuando comenzó a investigar qué fechas se celebran a nivel mundial. “Me sorprendió descubrir que, en general, conmemoramos eventos asociados con la guerra, la sangre, la muerte, festividades religiosas, celebraciones patrióticas y otros eventos políticos, mientras que aquellas cosas que nos brindan alegría y gozo parecen no estar presentes en los calendarios internacionales”, comentó.
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