Cristian Ritondo estalló cuando se enteró que Patricia Bullrich había intervenido para restarle al PRO la presencia de los diputados santafecinos Gabriel Chumpitaz y José Núñez, como parte de la ofensiva de Milei para voltear Ficha Limpia. El jefe de la bancada macrista, masticando rabia, le dio la noticia a su par del bloque peronista, Germán Martínez, que supo que la amenaza contra Martín Menem, había surtido efecto.
En un despacho libertario intentaron desligar a la Casa Rosada de la operación para que se caiga el intento del PRO por tratar la ley. Sin embargo, el despliegue de la ministra de Seguridad de Javier Milei lo desmiente.
Vanina Biasi, legisladora del FIT, lo dijo con todas las letras mientras Silvia Lospennato se indignaba hasta las lágrimas y suponía un quiebre con el oficialismo. "El dato es que no consiguieron quórum por un acuerdo entre Cristina Kirchner y Milei y la fricción de éste con Mauricio Macri, que era quien quería la sesión", afirmó y agregó: "Bullrich hizo lo suyo erosionando la presencia del PRO con diputados que le responden y tampoco bajaron al recinto".
Lo curioso es que Núñez, durante la reunión de bloque del martes, pidió disculpas a sus compañeros y atribuyó su tardanza para llegar al recinto la semana pasada, cuando fracasó Ficha Limpia por primera vez, al tránsito. Muy compungido, según uno de los testigos, el diputado se excusó por haberse demorado en un encuentro político y luego quedó atrapado en un embotellamiento de tránsito. "Hoy nadie le creía ya", dijo una fuente.
Pese a que se le reconoce a Bullrich ascendencia sobre Damián Arabia, Gerardo Milman, Sabrina Ajmechet y Fernando Iglesias, un diputado comentó que la funcionaria macrista en el gabinete de Milei "tejió una muy buena relación con Núñez y Chumpitaz en el último tiempo".
Esa definición estratégica, que obedecía a cerrarle el camino a Ritondo en la Cámara Baja, fue resistida por José Mayans en el Senado pero prevalecieron los libertarios por la muñeca de Victoria Villarruel y Juan Carlos Romero, que armaron una mayoría de 39 senadores.
A casi 12 meses de esa etapa inaugural, Milei advirtió el desgaste que venía sufriendo el riojano frente a las demandas de aliados a los que desprecian en Balcarce 50. La trama sobre los intentos de la oposición por avanzar contra Abdala y Menem, demorados apenas por la magnitud política de lo que significaría ese golpe institucional: el resultado de barrer a ambos de sus cargos implica poner a legisladores de otro signo partidario en línea de sucesión presidencial.
Si bien los candidatos a relevar a Menem, Miguel Pichetto y Emilio Monzó, negaban en público sus aspiraciones, la segunda convocatoria a la sesión para aprobar Ficha Limpia desató la ira del peronismo. Martínez le marcó la cancha al riojano: "si se vota Ficha Limpia, el próximo presidente de la Cámara es Pichetto", como reveló en exclusiva este medio.
Ante ese riesgo real, Menem empezó a puntear de manera desesperada el listado de leales en su bloque para ver si lograba que se ausentaran 10 de la sesión de este jueves. Y no le fue mal: faltaron 8 de los 39 diputados de La Libertad Avanza (LLA).
Menem es el brazo derecho de Karina Milei en el amado nacional de La Libertad Avanza y hasta se lo menciona como un posible candidato a suceder a Milei. Por eso, la Casa Rosada no podía permitir que su estrella política se hundiera en la humillación de ser expulsado de la presidencia de la Cámara de Diputados por el voto de sus pares.
Los oportunos llamados del riojano lograron que este jueves no estuvieran en el recinto los libertarios Santiago Santurio, José Peluc, Carolina Píparo, Lorena Macyzyn, Álvaro Martínez, Pablo Ansaloni, Emilia Orozco y Marcela Pagano, que aunque cursa un embarazo avanzado asistió a la sesión de este miércoles, cuando se debatió el proyecto de Ludopatía.
Una vez que Menem dio por caída la sesión, una legisladora libertaria estalló de furia en su banca. El jujeño Manuel Quintar trató de calrmarla: "Tranquila, esto es para asegurarnos que Menem pueda reelegir como presidente de la Cámara", le dijo.
La salteña Orozco, por su parte, alegó ante sus colegas malestar estomacal por consumir comida en mal estado, una excusa similar a la que utilizó el tucumano Gerardo Huesen, quien mostraba su certificado ante las cámaras de televisión. "Yo si tengo cagadera pero tengo que votar algo importante, voy al recinto con un corcho en el culo", ilustró un macrista.
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