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¿Qué es de la vida de Fernando Escobar?

El momento de disfrutar pasiones: historias de un pergaminense con valores y amores

Fernando es un vecino de nuestra ciudad que día a día busca y encuentra diferentes formas de gozar su vida. Mediante el estudio, una de sus pasiones; el trabajo como contador público independiente, como también de actividades sociales y recreativas, él se complace de las amistades y de sus objetivos.
A continuación, nos narra más acerca de su presente, de cómo se insertó en la política, como también conocemos más acerca de su infancia y de todo lo que atesora de su familia y vínculos.

- ¿Qué destaca de su infancia y adolescencia?

Nací en Pergamino y me crié en un barrio donde podíamos jugar a la pelota en la calle con los innumerables amigos que vivían en la misma cuadra. Aquella era una vida simple, segura, tranquila, alegre y siempre al aire libre.
En cuanto a lo educativo, fui al colegio San José de los Hermanos Maristas, desde jardín de infantes hasta quinto año. Tengo muchos recuerdos entrañables del cole y forjé amistades de fierro que actualmente mantengo.
Jugué al básquet en el club Gimnasia y Esgrima, bajo la dirección de un grande, Atilio Saint Julien, él fue educador más que un profe. A su vez, con varios compañeros del club tengo una peña y nos reunimos asiduamente. Tanto el colegio como el club cumplían una función sumamente integradora y nos relacionamos con el otro cara a cara sin pantallas de por medio.
Recuerdo Corcho’s, Old Pub, Fedra, La Vieja Barraca, las tertulias del Club Social y las de Sirio que fueron lugares importantes de mi adolescencia. Cuando íbamos a bailar esperábamos los lentos, el problema era cuando te cruzabas todo el boliche y la chica no quería salir a bailar. Papelón y a empezar de cero (entre risas).
Salíamos a las diez de la noche y volvíamos a las ocho de la mañana, no sin antes pasar por un juanacho en Corcho’s o un lomito en el Bar Enrique. Salíamos con tranquilidad. Fue una época imborrable de estudio, deportes, diversión, felicidad y grandes amigos.

- ¿Cómo es su presente y qué destaca de él?

Mi trabajo continúa dentro de la actividad privada y me desenvuelvo como contador público, aunque con menos responsabilidades, ya que mi hija María Ignacia, que también es contadora, y un grupo de colaboradores y excelentes profesionales llevan adelante el estudio contable y me permiten tener la posibilidad de disponer de tiempo para otras pasiones que tengo como: la lectura, el estudio de la historia argentina, el arte de los pintores impresionistas y el estudio comparativo de distintas religiones.
Además de María Ignacia, tengo dos hijos más, Josefina y Agustín. Ellos me hicieron abuelo de Catalina Trinidad, Simón Lagrange y Beltrán Escobar. También tengo un nieto del corazón que se llama Pedro Biscayart. Los cuatro me iluminan la vida y me acarician el alma.
Por otra parte, comparto mucho tiempo con mi madre, Carmen Godoy Escobar, y con mis hermanas; Camucha, Marita y Pelusa.

- ¿Cuál fue su motivación y cómo fueron sus comienzos en el ámbito político?

La política, en el sentido más puro de la palabra, es algo que se lleva en la sangre y que se siente. Tuve el privilegio de vivir en un hogar donde mi padre, Horacio Escobar, hablaba diariamente de política, aún en tiempos de la nefasta dictadura militar. En casa se respiraba política, se leía mucho y variado.
Tuve el placer de conocer a Raúl Alfonsín en un acto, durante el gobierno militar, y me cautivó con sus ideas. Luego, empecé a militar en la Unión Cívica Radical y, con Cachi Gutiérrez y con muchos chicos y chicas de aquella época, conformamos lo que fue la Juventud Radical de los años 80. Esta fue una experiencia increíble, ya que el mensaje y la figura de Raúl Alfonsín fueron el motor y la inspiración para nuestra actividad. Fui presidente de la Juventud Radical, integrante del partido y dos veces concejal en la ciudad de Pergamino.

- ¿Cómo fue su evolución profesional?

Mi formación fue muy buena. Estudié en la Universidad Católica Argentina, me recibí de contador público e hice dos posgrados: uno en impuestos y otro en sindicatura concursal. También pude formarme en el exterior, ya que hice un seminario en la Universidad de Harvard (Boston, Estados Unidos) y un intercambio profesional en Italia, en Sicilia. Heredé el estudio contable de mi padre, Horacio, y de mi tío, Luis María Escobar. Trabajé en la AFIP y fui gerente de la Asociación Médica de Pergamino y OSAM durante 16 años.

- ¿Considera que cumplió todas su metas o le quedan cosas por cumplir?

Me faltan muchas cosas más por hacer. Aún continúo mis estudios en la Fundación Hastinapura. Cursé el primer año de Filosofía de Oriente y Occidente e Introducción a la Filosofía. Ahora me encuentro realizando el segundo año en Metafísica, la materia que estamos desarrollando.
Quisiera disfrutar más de las pequeñas cosas, de los detalles, de los momentos que nos producen armonía. Fundamentalmente de mi familia, de mis nietos, quienes me acarician el alma con su presencia.
Estoy plenamente agradecido con la vida que tengo y que he tenido, rodeado de afectos y de amigos.

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