En un país donde los números son el principal argumento del debate político, las contradicciones recientes del gobierno plantean una simple pregunta: ¿Por qué nos mienten?.
Javier Milei, presidente de la nación, es reincidente en sus inconsistencias sobre la economía, lo que pone en jaque su credibilidad y nos lleva a cuestionar los datos oficiales.
Cuando parecía que nada podía superar el dato del 17.000% de inflación, hace apenas unos días, el ex arquero de las inferiores de Chacarita afirmaba que el salario promedio de los argentinos rondaba los 1.100 dólares.
Lo que llevó a la inmensa mayoría de los argentinos a preguntarse ¿Tan poco gano yo mientras el resto cuenta dólares?.
TRES EMPANADAS
Sin embargo, tras un conflicto interno con Victoria Villarruel, su compañera de fórmula, para el papá de Conan ese número cambió drásticamente.
Es que la defensora de condenados por delitos de lesa humanidad, en un intento por combatir a la casta de los Menem, personificada por Martín que preside la cámara de diputados, afirmó que no llega a fin de mes y que “le pagan dos chirolas” . Esas “chirolas” en realidad son $3.764.821, es decir, como diría el republicano Luis Brandoni: “ Tres empanadas”.
Por tal motivo, solo quince dias después y luego del brindis de año nuevo, el presidente dejó de lado los prósperos 1.100 dólares y reconoció que el ingreso promedio de los argentinos es de unos míseros 400.000 pesos, una cifra que contrasta enormemente con la narrativa de recuperación económica que tanto promueve su gestión. ¿En que quedamos?.
PAGÁBAMOS MUY POCO
El problema no es solo la contradicción en sí, sino el impacto de estas cifras en la vida cotidiana de los argentinos. Mientras el gobierno sostiene que la inflación está disminuyendo y que la economía está en vías de mejora, la realidad en las góndolas, en las estaciones de servicio y en las boletas de servicios cuenta una historia diferente.
Por ejemplo, en nuestra ciudad, el precio del combustible pasó de 350 a casi 1.300 pesos, en menos de un año. En un país que tiene la cuarta mayor reserva de petróleo no convencional del mundo, estamos pagando mas caro el combustible que Paraguay que no tiene reserva ni producción del mismo.
Esto ilustra cómo los números oficiales pueden pintar una imagen que no se traduce en el bolsillo de la gente.
El foco, más que en la inflación, debería estar en el poder adquisitivo real. ¿Qué puede comprar un argentino promedio con su salario de 400.000 pesos? ¿Cuántos litros de combustible, cuánta comida, cuántos servicios esenciales? ¿Cuántos medicamentos pueden comprar los jubilados? La respuesta a estas preguntas revela que el optimismo económico del gobierno parece ser más un espejismo que una verdad tangible.
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