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Histeria colectiva

Patricia Raimundo Por Patricia Raimundo | 3 de Febrero de 2020

El poder de la sugestión y la influencia social pueden llegar a ser casi tan importantes como las enfermedades físicas. Hoy hablamos de un curioso fenómeno que aparece una y otra vez en diferentes contextos y momentos históricos. Un fenómeno que consigue llenar de misterio páginas de sucesos y del que poco se ha podido estudiar hasta ahora a nivel científico: la histeria colectiva.

La histeria colectiva es un fenómeno psicológico en el que existe una percepción amenazante irreal compartida por un grupo de personas, que llegan a sentir los mismos síntomas físicos y a compartir las mismas ideas irracionales.

Es un comportamiento obsesivo que se da únicamente en colectividad. La histeria colectiva no es un hecho poco común y aparece en todo tipo de sociedades y durante muchos momentos históricos.

Existen numerosos ejemplos de noticias que aparecen en los medios de difusión masiva, en las redes, o se esparcen en grupos dentro de lugares específicos, nadie se detiene a comprobar  su veracidad. En ese momento la histeria colectiva se apoderó de unos cuantos al punto de asegurar la veracidad de los hechos. Lamentablemente muchos son rápidos en publicar la “noticia”, pero pocos rectificaron al conocer la verdad de los hechos.

El mal uso de las redes sociales magnifica los hechos y se viraliza una noticia no real. Esta situación puede traer graves perjuicios a una persona o grupo de personas, dando lugar a su rechazo, marginación o persecución. (Brujas de Salem)

Esto debería llamarnos a la reflexión, pues por ser presa fácil de la histeria colectiva, se le puede hacer mucho daño a una persona o institución.

Debemos estar alerta, pues en estos tiempos en que la principal forma de comunicación e información está en las redes sociales, podemos ser parte de una histeria colectiva.

Compartir una noticia falsa puede parecer sencillo: nada más que darle “click” a un enlace en redes sociales, y ya o repetir algo que se dice sin conocimiento de los hechos. Muchos quizá desconozcan, es que al hacerlo pueden provocar serios daños a terceros.

Debemos distinguir que esto no se trata de una “paranoia colectiva” pues éste es un concepto  clínico y refiere a un desorden mental muy serio. La paranoia es una enfermedad y no se puede ni se debe de usar a la ligera… por otro lado, se trata más bien de histeria colectiva.

La histeria se caracteriza por exageración. Una situación que tiene un tamaño pequeño, una persona la vuelve grande y aparte, grupal, aplicándola a todos.

El fenómeno de la histeria por una noticia falsa no es nada nuevo. Basta con mencionar la adaptación radiofónica que Orson Welles hizo, en 1938 de la novela de ciencia ficción “La guerra de los mundos” de H.G. Wells, e indujo al miedo y la desinformación. No es necesario recordar que esto ocurrió años antes del surgimiento de internet y de las redes sociales.

Esta tendencia a la exageración y al chismorreo es natural en el ser humano, pues los seres humanos somos comunicativos, y nos gustan mucho las expresiones de asombro en otras caras. El eje de la histeria colectiva es la necesidad humana de ver sorpresa en otros rostros.

Psicología de las masas y el yo Sigmund Freud "La aparición de los caracteres peculiares a las multitudes se nos muestra determinada por diversas causas. La primera de ellas es que el individuo integrado en una multitud, adquiere, por el simple hecho del número, un sentimiento de potencia invencible, merced al cual puede permitirse ceder a instintos que, antes, como individuo aislado, hubiera refrenado forzosamente. Y se abandonará tanto más gustoso a tales instintos cuanto que por ser la multitud anónima, y en consecuencia, irresponsable, desaparecerá para él el sentimiento de la responsabilidad, poderoso y constante freno de los impulsos individuales".

La multitud es extraordinariamente influenciable y crédula. Carece de sentido crítico y lo inverosímil no existe para ella. Piensa en imágenes que se enlazan unas a otras asociativamente, como en aquellos estados en los que el individuo da libre curso a su imaginación sin que ninguna instancia racional intervenga para juzgar hasta qué punto se adaptan a la realidad sus fantasías. Los sentimientos de la multitud son siempre simples y exaltados. De este modo, no conoce dudas ni incertidumbres. Las multitudes llegan rápidamente a lo extremo. La sospecha enunciada se transforma ipso facto en indiscutible evidencia. Un principio de antipatía pasa a constituir, en segundos, un odio feroz.

La autora es Especialista en Psiquiatría y Psicología Clínica. MP 62951 / MN 158734

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