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Empezó la cosecha de trufas negras. el “diamante negro” que puede valer 2 mil dólares el kilo

En Balcarce se desarrolla el proyecto "Trufas del Abra" en la finca El Vallecito. Ahora comenzó la temporada de cosecha con un rol protagónico de «Ricky», un perro trufero traído desde Chile.

La idea de producir trufas nace en 2019 “continuando la línea de los cultivos de nicho, de producciones no tradicionales y de innovar con productos nuevos en la zona”, explicó la licenciada en Producción Vegetal, Delfina Pontaroli, que está a cargo del proyecto.

los propietarios de la finca El Vallecito comenzaron en 2019 plantando media hectárea de Quercux ilex, un árbol originario de la Cuenca del Mediterráneo, una especie de encina llamada ‘trufera’ dado que sus raíces son el sustento para el crecimiento y desarrollo de las trufas negras de alto valor gastronómico.

“En una segunda etapa, en 2021, plantamos 4,5 hectáreas más de Quercux ilex y en lo que va de 2024 sumas otras 5 hectáreas para completar un total de 10 hectáreas, con alrededor de 400 plantas por hectárea”, detalló Pontaroli.

Los principales productores mundiales de trufa negra son España, Italia y Francia. El kilo del «diamante negro» se puede llegar a pagar 2 mil dólares.

Argentina es un nuevo actor en esta producción. Aunque los principales cultivos de trufas negras se producen en la Patagonia, la provincia de Buenos Aires tiene algunos cultivos en el sudoeste y ahora en Balcarce.

“A grandes rasgos el cultivo de trufa requiere una preparación especial del suelo, porque si bien no hace falta que sea súper fértil debe tener ciertas condiciones de estructura y de pH”, explicó Pontaroli.

“La trufa negra o Tubermelanos porum es un tipo de hongo muy particular de micorrizas que forma una asociación simbiótica con la planta. Esto quiere decir que la planta le da un beneficio al hongo y a cambio el hongo le da un beneficio a la planta. En este caso, la planta le aporta nutrientes y un vehículo para crecer que son las raíces y el hongo le da a la planta fósforo que absorbe desde el suelo. Una vez que se forma la trufa, que se da en el invierno y más o menos a los 5 años de que uno planta el plantín para producción, esa trufa se desvincula de la planta y se la cosecha”, explicó la especialista.

Como están bajo tierra, para cosechar las trufas se requiere de la ayuda de perros entrenados para reconocer su olor y marcar el lugar donde el cosechador debe realizar un pozo y escarba hasta encontrar la trufa.

“En Puerta del Abra apuntamos a que la trufa se convierta en una actividad regional, animando a otros productores a que pongan una trufera ya que es un cultivo ideal para suelos marginales o pedregosos no tan productivos para cereales y oleaginosas”, aseguró Pontaroli.

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