En 1996 desembarcó en la Argentina un modelo agroindustrial basado en cultivos transgénicos dependientes de agroquímicos que se extiende al día de la fecha. Desde ese entonces, distintas organizaciones y especialistas advierten por las consecuencias que estos químicos producen en el organismo.
Cumplidos los 25 años de la expansión de este modelo basado en cultivos transgénicos dependientes de agroquímicos, la Argentina cuenta con la tasa de aplicación por persona más alta del mundo: 12 litros por persona al año.
A dos días de conmemorarse el Día Mundial por el No Uso de agroquímicos, activistas reunidos en “Basta de Venenos” anunciaron que se concentrarán en el Congreso en CABA para exigir el cese del uso de agroquímicos.
Además, a las 19 harán un proyectorazo en La Rural, la Escuela de Nutrición CALISA se sumará proyectando la película “Ciencia Disruptiva” de Valeria Tucci en su patio y la escuela Andrés Carrasco y Ecos de Saladillo darán una conferencia de prensa desde las 14h junto a profesores y estudiantes.
El objetivo de estas acciones es concientizar acerca de que “nuestro cuerpo es nuestro territorio y lo queremos libre de venenos”, además de visibilizar que “Otro modelo es posible” de la mano de la agroecología.
Entre los insumos que se utilizan a gran escala por el modelo agroquímico el más usado es el herbicida glifosato, pero ¿Cómo llegan a las personas? “Hay venenos en las frutas y hortalizas, lácteos y productos ultra procesados que consumimos”, advierten desde Basta de Venenos.
Incluso, un relevamiento de Senasa Argentina en 2019 encontró 80 agroquímicos en frutas y verduras, de los cuales 49% son cancerígenos y 47% no se encuentran autorizados en la Unión Europea. También se detectaron agroquímicos en algodón, gasas, tampones, toallitas y pañales a lo que debe sumarse la contaminación generada por las fábricas, los derrames en el transporte, almacenamiento y descarte de estas sustancias.
Además, los agrotóxicos depositados en el suelo son arrastrados por la lluvia hasta alcanzar cursos de agua superficiales como ríos y lagunas. También se infiltran hacia las napas subterráneas que abastecen los pozos para consumo humano.
En la fumigación se forman cristales de glifosato y vapores de agroquímicos los cuales transportados por el viento y se disuelven en la lluvia por lo que se dispersan en todas direcciones, contaminan el aire y afectan a las poblaciones cercanas, alcanzando cientos de kilómetros a la redonda.
Son muchas las historias de vida en la provincia de Buenos Aires que dan cuenta de esta situación y Fabián Tomasi, ya fallecido, da cuenta de ello.
Fabián trabajaba como fumigador en la localidad entrerriana de Basavilbaso y estuvo en contacto con agroquímicos, entre ellos el glifosato lo que lo llevó a contraer una polineuropatía tóxica severa y atrofia muscular generalizada.
Fabián falleció en el año 2018. A sus 53 años pesaba menos de 40 kilos y luchó hasta sus últimos días por los derechos humanos frente al modelo del agronegocio.
Andrés Carrasco fue presidente de Conicet a principios de los 2000 y jefe del laboratorio de embriología de la UBA y es a quien se debe muchos de los estudios en torno a los efectos devastadores del glifosato.
Carrasco, acompañó con su investigación a los pueblos fumigados y cuestionó que la ciencia esté al servicio de las corporaciones.
En la Provincia de Buenos Aires, son muchas las organizaciones que luchan contra este modelo. En Trenque Lauquen fue en 1998 cuando se aprobó la primera ordenanza que regulaba el uso de agroquímicos.
Desde entonces los vecinos aseguran que comenzaron a verse trazas de herbicidas en el agua y a la fecha alertan por la aparición de enfermedades.
Incluso, este año los vecinos realizaron análisis de agua para evaluar la presencia de agroquímicos y, con los resultados en mano, se reunieron con el intendente. "Si bien los resultados no superan los límites establecidos que toman como parámetros ya hay trazas, y nos preocupa mucho, de agroquímicos", alertó.
Además, hicieron encuestas en dos barrios periféricos. "Es fuerte ver las malformaciones, las enfermedades raras como el lupus, el cáncer y los abortos espontaneas estando y no sabemos cuánto más, pero es doloroso que en unas pocas cuadras hay, en los últimos 5 años, 30 enfermos de cáncer".
Este 3 de diciembre serán miles de argentinos los que se unan para alzar su voz en alto a las autoridades, esperando oigan de una vez por todas un reclamo que data de décadas y que cada día suma más víctimas a su paso.
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