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Camilleros, los primeros que ponen el cuerpo en plena expansión del coronavirus

Temor y voluntad de servicio, son las sensaciones que inundan a estos trabajadores de la salud. Roberto Pineda es uno de los muchos auxiliares a los que le toca asistir a los pacientes apenas llegan al Hospital Interzonal General de Agudos “San José”. "A veces se nos cae una lágrima”, reconoció

Trasladan a pacientes sospechosos y positivos de COVID-19 de un lugar a otro, desinfectan y ponen el cuerpo en plena expansión del coronavirus. Son los camilleros, que están en la primera línea de fuego.

Roberto Pineda es uno de ellos. Hace 22 años que trabaja en el Hospital Interzonal General de Agudos “San José” y su tarea es uno de los eslabones más importantes que tiene el nosocomio público porque recibe al paciente antes que tomen contacto con las enfermeras y los médicos.

El paciente es atendido por el médico y “vuelve a nuestras manos para poder llevarlos a hacer todos los estudios correspondientes; mas en esta pandemia”, comenzó describiendo Pineda a PRIMERA PLANA.

“Estamos viviendo un momento difícil al cual le ponemos toda la garra y energía necesaria para poder soportar la psicosis de la pandemia. Lo vamos a llevar adelante porque tenemos un gran equipo de camilleros y una gran conducción dentro del Hospital”, valoró.

A Roberto ya le toco vivir lo que fue en 2009 la situación de la Gripe H1N1, que “fue peor que esto. Era mortal porque en 24 ó 48 hs. te mataba. Ahora podes recuperarte en 14 días”, comparó. Y sostuvo que “el asunto está en no contagiarse”.

A los camilleros les toca realizar el traslado de todos los pacientes, por lo que atraviesan situaciones que, en ciertos casos, “nos hacen sentir muy sensibles”.

Muchas veces en el Hospital se recibe a personas alcoholizados o bajo los efectos de la droga, que “nos insultan o escupen, pero siempre estamos con una sonrisa y tratamos de aliviar el dolor del paciente”, destacó.

Roberto Pineda reveló que, en reiteradas ocasiones, “debemos hacer hasta de psicólogos porque le hablamos a los pacientes para sacarle una sonrisa”. 

Pero también subrayó que los camilleros son los menos valorados dentro del sistema de salud. “Reconozco el trabajo de enfermeros, médicos y personal de limpieza, que hacen una excelente labor, pero nosotros somos los menos nombrados dentro de la salud y muchas veces nos sentimos marginados porque no reconocen el trabajo que hacemos.

“Al camillero nos toca vivir momentos de tristezas, donde uno trata de darle consuelo a las familias y respetarlas. A veces se nos cae una lágrima”, aseguró.

Su papá, Miguel Pineda, fue uno de los primeros camilleros que tuvo el Hospital “San José”. Y su hermano también lo acompañó en la misma tarea. “Es un orgullo representar el apellido dentro del servicio de salud”, señaló emocionado a PRIMERA PLANA.

“Cuando comenzó la pandemia me agarró mucho miedo a contagiarme dentro del Hospital, principalmente porque tenés que volver a tu casa y podes terminar contagiando a tu familia y sobre todo a tus hijos”, subrayó.

El camillero del Hospital está convencido que de esta situación compleja “se sale con trabajo en conjunto para que el día que nos podamos abrazar, podamos decir que la pelea la ganamos entre todos”.

En el último tramo de la charla con PRIMERA PLANA, Roberto Pineda recordó con conmoción que el momento que “más me marcó en la profesión fue un 1º de julio de 2008, cuando me llamaron para llevar a mi mamá fallecida a la Morgue”.

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