• cielo claro
    28 de Abril de 2024
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“La nave correcaninos”: el invento de un paseador de perros que se roba todas las miradas en Banfield

Diego Pouso diseñó su propia herramienta de trabajo. No solo le facilita la tarea diaria, sino que también le brinda mayor seguridad a las mascotas. “Son mis amigos de otra especie”, le dijo a TN.

En plena crisis del 2001 Diego Pouso entró en jaque. Sin saber qué hacer para tener dinero y poder vivir, recurrió a un amigo que con su idea le cambió la vida.

“¿Por qué no salís a pasear perros?”, le preguntó y ahí surgió el proyecto. A Diego siempre le gustaron los animales, pero hasta ese momento no los había visto como una fuente de trabajo.

“Empecé a buscar opciones para sobrevivir más que nada, estaba desorientado, sin saber por dónde arrancar, y yo siempre fui loco de los perros”, dijo en diálogo con TN desde las calles de Banfield.

En sus inicios los llevaba caminando y, por supuesto, atados cada uno con su correa, pero el éxito de su actividad lo llevó a pensar de qué manera podía pasear más perros, y de forma más segura para evitar peleas entre ellos y complicaciones con el tránsito.

Así nació un invento tan único como creativo: la nave correcaninos. El vehículo funciona a motor, y tiene un techo para proteger a los perros del sol fuerte y la lluvia. Además tiene correas que posibilitan pasear hasta 20 mascotas a la vez, con una distancia suficiente para que estén cómodos, y no surjan conflictos de territorio.

“Era muy fácil tener problemas de peleas, escapes, lastimaduras y esto solucionó todo”, explico Pouso, y afirmó que su creación le facilitó “completamente” su trabajo.

Junto a la cuestión climática, Diego pensó también en la hidratación de los animales. A la nave le instaló un tanquecito con agua y un sistema de mangueras que permite que cada uno pueda tomar en el lugar, mientras van paseando.

A pesar de las comodidades de la nave correcaninos, cada mascota que se suma al paseo grupal debe superar un período de adaptación “por el carro en sí, y por cada perro”. “Si paso por la puerta de tu casa con la hinchada de River para ir a ver un partido, cuando vos salís y ves eso, lo más probable es que de alguna manera te intimide. Bueno, al perro le pasa lo mismo”, ejemplificó Pouso.

Sobre la reacción de los vecinos al cruzarse en la calle con su invento, Diego dijo que “ya muchos lo conocen pero los que todavía no, se quedan paralizados”. “Los primeros días fue una revolución, aunque ya todos me conocían de pasear perros en bicicleta o a pie, semejante locura nadie se la esperaba”, recordó.

El paseador comparte muchas horas del día con los animalitos propios y ajenos, y por eso resulta “fácil” definirlos como sus “amigos”. “Es un amigo de otra especie, con algunos valores muy parecidos a los nuestros y otros no tanto, y con un lenguaje corporal mucho más simple que el nuestro”, consideró.

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