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La pergaminense que desarrolla su profesión en el sistema de salud inglés

“Volver a Argentina cada año es como un proceso de reencuentro, con lugares, gente, situaciones que son parecidas a otras vividas antes y sin embargo son nuevas”, sostuvo Adriana Lombari Benefeld

Adriana Lombari Benefeld se fue hace muchos años de nuestra ciudad por razones familiares. Y sólo regresa para ver a sus seres queridos y amigos, hecho que realiza con cierta frecuencia.

Está casada con Werner Bonefeld, politólogo alemán y vive en York, una histórica ciudad al norte de Yorkshire, Inglaterra. Trabaja como psicóloga y vive junto a su esposo e hijo, Declan, desarrollando su profesión no solo en el ámbito privado, sino en el Sistema Nacional de Salud.

- Tu vida ha estado entre Pergamino y Buenos Aires ¿Qué recuerdos tenés de esa época?

- Viví hasta los 10 años en Pergamino. Fui a la Escuela Normal en su sede antigua en Florida y 9 de Julio, y creo que fui un año a la sede del colegio nuevo, en Avenida Colón. Hasta los 17 años viví en Quilmes, y desde los 17 en CABA, hasta los 38 cuando emigré a York. Los recuerdos de la infancia son más coloridos que los de la adolescencia, ya que la dictadura me atravesó en ese momento vital. De mi infancia recuerdo la Plaza de Ejercicios, donde se compraba candy suizo, y había una calesita; los pucheros de mi abuela Carmen, la mama de mi madre; la Escuela de Bellas Artes; la redacción del Diario La Opinión en calle Merced, que se quemó años más tarde. También recuerdo con nitidez el escenario de una escuela, que yo pensaba era de teatro, ubicada cerca de la Plaza San José. Ahora sé que era la sede de una escuela más de la ciudad. Me acuerdo de la pileta del Club de Viajantes; y del Club Sport, de haber visto varios partidos de básquet allí; de las clases de gimnasia de la Escuela Normal en el Club Gimnasia y Esgrima, de las clases de catecismo en la Parroquia de San Vicente. También rinconcitos de las casas en las que viví. Todos esos recuerdos son como fotos instantáneas, mezcladas, sin orden, se recuerda la infancia sin un hilo conductor... que los unifique. Los recuerdos de la adolescencia son, en cambio, menos coloridos, pero la línea del tiempo es más clara. La dictadura tuvo un impacto nefasto en todos los aspectos de la vida argentina, pero para mí, lo educativo fue devastador. El énfasis no estaba en enseñarnos nada, sino en controlar detalles formales como el largo del guardapolvo, si llevábamos maquillaje o si los varones llevaban el cabello muy largo. La directora nos gritaba a diario, que tuviésemos presente que “no éramos bataclanas del Maipo”, lo cual denotaba el prejuicio de la época. Ni idea tenía yo -y no sé cuántos de mis compañeros estarían familiarizados con lo que representaba el teatro Maipo. Había muchas situaciones vividas en el colegio, de las cuales no se podía hablar. Por ejemplo, cuando yo estaba en tercer año, en 1977 los alumnos que editaban la revista del centro de estudiantes, de un día para el otro no vinieron más al colegio, y la revista dejo de circular. También fuimos testigos del embarazo de una estudiante de 5º año, a la que solo se le permitió regresar al colegio después de meses, y no antes de que contrajera matrimonio. Mientras que estas cosas se sabían, nadie las mencionaba. Como en la película de María Luisa Bemberg, “De eso no se habla”. Años más tarde supe que algunos de los que no regresaron al Colegio habían sido secuestrados y otros habían optado por unirse a los grupos guerrilleros.

 

-¿De qué manera conoces a tu actual pareja con la que te vas a residir a Inglaterra y que significó para vos ir a vivir a otro país?

- Conocí a Werner Bonefeld en la vida académica. Werner es politólogo de origen alemán, pero hizo su tesis doctoral en la Universidad de Edimburgo. Yo trabaje 14 años en la UBA en diferentes roles. Primero en la Facultad de Psicología y más tarde en el Centro de Estudios Avanzados. Werner fue invitado como orador a unas Jornadas Internacionales Debates sobre la Sociedad y el Estado, organizadas por el CEA. La anécdota detrás de la visita académica es que el joven “profesor” llegó por primera vez a la Argentina, en el año ‘96 sin pasaporte y tres años más tarde en el '99 ¡salió con libreta de matrimonio!, como bromeaba un colega. La razón por la cual llegó sin pasaporte es larga  y tiene que ver con la historia de su país, previo a la reunificación de Alemania.

 

- ¿En York ejerces tu profesión de psicóloga?

- Me voy a permitir realizar un poquito de rebobinado en mí recorrido profesional. Me gradué como Licenciada en Psicología en la UBA en 1988. Trabaje como investigadora de mercado cualitativa en Argentina casi 10 años, facilitando grupos motivacionales; trabajo que me permitió viajar muchísimo por el interior del país y conocer muchas realidades diferentes. Cuando emigré sabía que tenía que buscar opciones, ya que la investigación de mercado cualitativa requiere de la experiencia cultural de un “nativo” y trabaja con la época. Como recién llegada a York, hice varios trabajos diferentes. Fui acomodadora en un cine, el mejor trabajo ya que vi mucho cine gratis. El sueño de la piba. También fui asistente en la biblioteca de la Universidad, y un verano entero monitoreé las suscripciones del diario local y mientras tanto estudiaba. Revalidar el título hubiese sido un reto burocrático que no garantizaba salida o inserción laboral al final del proceso; mientras que hacer la formación terapéutica me permitiría conocer el sistema ingles por dentro y entender su funcionamiento. Si parafraseamos a Machado seria como ‘caminante no hay camino, se hace camino al andar’. Eso sirvió para crecer, e integrarme. Como canta Lerner, sin duda fue 'Volver a empezar' y varios años más tarde con una Maestría en Ciencias de la Universidad de Leeds bajo el brazo, hice la formación clínica que me permitió trabajar en el Sistema Nacional de Salud, el NHS y abrir una práctica terapéutica privada.

 

-¿En qué se diferencian los sistemas de salud de Inglaterra y el de Argentina?

 

-El argentino es mixto, público y privado y de obras sociales. El NHS, es un sistema público, universal y gratuito. Se sostiene con la carga impositiva de la población activa. EL NHS es único en el mundo. Fue inaugurado en 1948, porel gobierno laborista en respuesta a las necesidades de un país de post-guerra. La serie de televisión “Call the midwide” -Llamen a la partera- producida por la BBC retrata en formato de serie televisiva, el inicio del sistema en 1950 en el este de Londres, zona históricamente pobrísima. Los cinéfilos pergaminenses como Jorge Sharry o Verónica González saben dónde ver esta serie.

 

-Si tuvieras que elegir 3 lugares de Pergamino para estar y reflexionar ¿Cuáles serían y por qué?

-Hay 3 que me gustan mucho y que están relacionados con el ferrocarril. Me gustan por distintas razones. Uno es el Puente de Fierro, es como un hilo conductor entre el pasado y el presente de la ciudad, hoy en día permite una visión amplia de esa parte de la ciudad e invita a curiosear el Museo en la que fue la estación del tren. El segundo lugar también se relaciona con galpones de ferrocarril- soy nieta de un señalero- es el Parque Belgrano. Lo disfrute mucho en mis últimas dos visitas -con mis compañeras del Normal- por su amplitud y por la recuperación de espacio abandonado convertido en espacio recreativo para la comunidad. Promete mucho como sitio para actividades culturales. Un tercer lugar que descubrí en mi visita post-pandemia en 2021/22 y que es un hallazgo de proyecto ecológico sustentable que debería extenderse y ser replicado es la Huerta en la Vía. Genial. Como sitio de reunión social puertas adentro, hay un café de la calle San Nicolás que adoro por su aroma a café y sus chocolates.

- Cuando volvés a la Argentina, realizas una verdadera “maratón” para no dejar de ver a ninguna de las personas que estimas ¿Qué te queda de esos momentos tanto en Pergamino como en Buenos Aires?

- Es muy interesante la idea de “maratón” y no es la primera vez que escucho esa expresión para describir mis visitas. Yo lo veo y lo vivo de otro modo. Naturalmente es muy gozoso ver a gente querida. Sin embargo, creo que no se trata solo de eso. La migración, aun elegida es un proceso que implica perdidas. Volver a Argentina cada año es para mí como un proceso de reencuentro, con lugares, gente, situaciones que son parecidas a otras vividas antes y sin embargo son nuevas. Unicas. Irrepetibles. El punto es que ese reencuentro es un proceso ilusorio, lo que hay y encuentro es una versión diferente, cada vez, la realidad es otra, y mi modo de ver también cambió, cambia cada vez. De manera amorosa y como marcando huella, describo a mis ciudades por orden de aparición “Rancho I” a Pergamino, a Buenos Aires, “Rancho II” y a Inglaterra, “Rancho ajeno”. Tengo en Rancho I y II experiencias que parecen similares en cada visita y que no lo son. Intento armar recorridos con quienes comparten intereses comunes conmigo.

 

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