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Un riguroso mapa de humedales elaborado por el Inta reduce a la mitad la superficie estimada en 2008

Está disponible online con acceso libre y gratuito. El estudio utilizó computación en la nube, aprendizaje automático, verificación en terreno y más de 50 mil imágenes satelitales a lo largo de 20 años. Según este relevamiento, suman el 9,5% del territorio nacional. El cálculo anterior: 21%

Un riguroso estudio sobre los humedales elaborado por unos 30 profesionales del Inta en base a más de 50 mil imágenes satelitales a lo largo de 20 años, tecnología de punta como computación en la nube, inteligencia artificial, algoritmos de aprendizaje automático, junto a constatación en terreno, arrojó que estos ambientes regidos por la lógica del agua suman el 9,5% del territorio nacional. El dato contrasta fuertemente con el inventario previo, de 2008, que estimaba el doble de extensión. El trabajo incluye un mapa de acceso libre en la plataforma Google Earth Engine.

Los humedales son ecosistemas valiosos en términos socioeconómico-productivos y ambientales, dada su importancia en la provisión de servicios ecosistémicos y biodiversidad. Su extensión viene disminuyendo en todo el mundo con celeridad. El crecimiento poblacional previsto para las próximas décadas generará, además, un incremento en la demanda de los servicios provenientes de estos territorios, y el desafío es maximizar oportunidades productivas pero minimizando los impactos ambientales y sociales negativos. Las quemas en el Delta del Paraná, como ejemplo, van en sentido contrario: explotaciones agropecuarias a gran escala y negocios inmobiliarios que modifican hasta lo irreversible el ambiente por falta de control y regulaciones normativas.

El relevamiento del Inta tiene como norte ofrecer una herramienta técnica, elaborada con las últimas tecnologías disponibles, que aporte como insumo a las decisiones sobre políticas públicas. Eso es, por ejemplo, lo que se discute en el Congreso con la ley de presupuestos mínimos para la conservación de los humedales, una norma que viene siendo cajoneada al calor de lobbyes agropecuarios y mineros, entre otros, desde 2012.

En el desarrollo del Inta se analizaron cerca de 55 mil imágenes satelitales y 26 mil puntos de muestreo –puros, estables y confiables– con 43 variables de estudio. A partir de esta información, se creó un mapa que se encuentra disponible en la plataforma Google Earth Engine y registra un nivel de exactitud de casi el 90 %.

María Fabiana Navarro, investigadora del Instituto de Suelos y coordinadora del proyecto nacional de humedales del Inta, subrayó “la alta calidad del trabajo realizado por los equipos de especialistas que emplearon metodologías recientes, similares a las que utilizó Canadá para su último informe de humedales en 2020”. Como corolario, dijo, se obtuvieron “valores comparables con estimaciones difundidas internacionalmente”.

En la Argentina había trabajos a escalas zonales o regionales, pero pocos mapas o inventarios precisos de la ubicación de los humedales a nivel nacional. Patricia Kandus, bióloga y ecóloga del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de General San Martín había confeccionado en 2008 un mapa a partir de la Carta de Suelos de la República Argentina del Inta de 1995.

Esa investigación indicaba potenciales áreas de presencia de humedales con una estimación total de superficie de 600 mil kilómetros cuadrados. Ello equivale al 21,5% de la superficie del país. Otro estudio de 2016, en base al mapa Suelos de Argentina de 2002, aunque restringiendo el análisis a la potencial presencia de suelos hídricos, evaluó el 12%.

El nuevo trabajo del Inta arroja un resultado sensiblemente menor: casi 277 mil kilómetros cuadrados, el 9,5 % de la superficie del país.

Desde el Inta admitieron las condiciones actuales de sequía que afecta gravemente a grandes áreas del país. “Cabe resaltar que la validación a campo se llevó adelante en un periodo de sequía no registrada desde 1880. En este contexto, la mayoría de los humedales en todo el territorio nacional se encuentran drásticamente afectados, viéndose reducidos en su extensión”, sostuvieron. Y aclararon que “esto generó un gran desafío para su reconocimiento, atendiendo a que el principal rasgo distintivo es la presencia de agua”.

La incógnita que prevalece sobre la reducción de un 50% sobre las estimaciones de 2008 es si se debe a la desaparición de más de la mitad de la superficie de humedales por diferentes causas o si es producto del cambio metodológico y una mayor precisión de la mano de las nuevas tecnologías utilizadas.

“Se están realizando estudios para determinar cuánto puede haberse reducido por efecto del cambio climático y el avance de zonas productivas”, explicaron en el Inta. Para los autores del trabajo, sin embargo, “la mayor diferencia estaría determinada por la precisión con que se hace el estudio”.

Las explotaciones productivas están en la mira en torno a la conservación de los paisajes regidos por la dinámica del agua. El informe del Inta calcula que alrededor del 40% de la producción bovina del país se realiza en zonas de o con humedales. En Corrientes, esta cifra asciende al 60%. En Santa Fe, Chaco y Formosa, a entre el 40 y el 60%. En Chubut, alrededor del 40% de la produccion ovina y el 70% de la bovina se concentran en los departamentos del oeste, básicamente en mallines (tierras bajas inundables). También en los humedales de Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza y Río Negro (oasis y valles irrigados) se da el 80% de la producción frutícola.

No hay una definición única e indiscutible para los humedales, en parte por la gran diversidad estructural y particularidades que presentan estos ecosistemas. El trabajo del Inta se enfocó en la que propuso el Cofema (Consejo Federal de Medio Ambiente) mediante la resolución 329/16. Ese organismo, que integran las áreas de Ambiente de Nación y provincias, fue el que intentó elaborar este año un proyecto de ley de humedales que mereció el rechazo de la mayoría de las organizaciones y personalidades académicas por su laxitud en las caracterizaciones. Reprocharon que, así, dejaba afuera amplios territorios en riesgo por explotaciones ganaderas, agrícolas y mineras, además de por avances de negocios inmobiliarios.

Para la definición adoptada por el Inta, “humedal es un ambiente en el cual la presencia temporaria o permanente de agua superficial o subsuperficial causa flujos biogeoquímicos propios y diferentes a los ambientes terrestres y acuáticos. Rasgos distintivos son la presencia de biota adaptada a estas condiciones, comúnmente plantas hidrófitas y/o suelos hídricos o sustratos con rasgos de hidromorfismo”.

La Convención Ramsar (por la ciudad iraní homónima donde se realizó la primera reunión en 1971) estimó en 2018 que los humedales representan aproximadamente el 7% de la superficie de la Tierra y son ecosistemas de extremo valor. Incluyen bañados y esteros, vegas y mallines, pastizales inundables y/o anegables, turberas, bosques fluviales, zonas costeras estuarinas y marinas, entre otros paisajes.

El mismo documento de hace cuatro años explica que los humedales “almacenan, absorben y purifican agua, constituyendo una de las principales fuentes de abastecimiento de agua dulce y contribuyendo con la recarga y descarga de acuíferos”. Además, “proporcionan alimentos, fibra y combustible, constituyen hábitats de una gran diversidad de especies de vida silvestre y son considerados grandes amortiguadores de excedentes hídricos (inundaciones)”. Cumplen a la vez un papel fundamental en el movimiento de elementos esenciales entre los organismos vivos y las distintas esferas ambientales, reteniendo, almacenando y transportando nutrientes y sedimentos. También constituyen importantes sumideros de carbono.

 

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