El “Día de la Militancia Peronista” conmemora el regreso a la Argentina de Juan Domingo Perón, quien tras 17 años y 52 días de proscripción y exilio en España luego del golpe de estado mal denominado Revolución Libertadora que aconteció en septiembre de 1955.
Fue el día del paragua de José Ignacio Rucci, quien lo protegió de una lluvia entrefina y constante, el día en que un pueblo esperanzado fue a buscarlo como en aquel mítico 17 de Noviembres, es decir, fue el día en que regresó la épica y el mito.
El regreso de un mito
El 17 de Noviembre de 1972, podemos considerarlo como uno de los días histórico de nuestra Patria, donde el pueblo en su totalidad se volcó para recibir al viejo General, quien regresaba después de 17 años en el exilio. Lo hizo a las 11,20 a través del vuelo DC-8 de Alitalia con la compañía de 157 personas. Tenía 77 años y como él mismo lo confesara lo mantenía vivo el sueño de ese regreso que no pudieron apagarle las proscripciones, los odios viscerales, los revanchismos y las crueldades de todo tipo. Volvía con la firme decisión de construir mayorías bajo la propuesta de un pacto social entre empresarios y trabajadores, una alianza social policlasista bajo las dotes de su conducción.
El día de la Marcha sobre Ezeiza
Es cierto que hubo personas y personajes que tuvieron un lugar destacado en el regreso de Perón, pero el pueblo no se quedó atrás, nunca se queda atrás cuando siente como sintió aquella madre que les dijo a sus hijos el 17 de Octubre de 1945: “Vayan, porque es el hombre que hemos estado esperando”.
Como aquel 17, el pueblo desafió la prohibición de acercarse a Ezeiza. Como aquel 17 lo hizo caminando varios kilómetros, sin importarle la lluvia incesante, el frío inesperado de ese noviembre y las amenazas de los militares distribuidos a lo largo de la General Paz y la Riccheri.
Barro, ropa mojada, amenazas, represiones, nada de ello pudo detener a esa multitud que esperanzada iba a darle ese abrazo cálido, leal, a su esperado líder.
Crónica de un regreso
El avión que partió desde el aeropuerto de Fiumicino (Roma) lo hizo con 157 hombres y mujeres, entre ellos 22 presidentes provinciales del Partido Justicialista y del distrito capital, miembros retirados de las Fuerzas Armadas, de la CGT, de las 62 organizaciones, del empresariado, exfuncionarios, ex legisladores, científicos, artistas, profesionales, sacerdotes y deportistas. Lo hacían a sabiendas que eran muchísimos más quienes compartían la alegría de ese histórico regreso. Eran parte de un nuevo subsuelo de la patria sublevada.
Ese regreso tuvo instantes de profunda emoción como la misa dada por el padre Carlos Mugica en la basílica de San Pedro de Roma, el momento en que el comandante de vuelo dijo: “Señor general, estamos volando cielo argentino y, sobre todo, cuando el general marchó hacia su casa de Gaspar Campos, una acción signada por un enorme festejo, ya que era el símbolo del triunfo total del pueblo bajo su consigna, su máxima aglutinadora, el legendario ‘Luche y Vuelve’.
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