En toda comunidad hay vecinos que logran destacarse y hacerse querer más que otros; que con el tiempo se convierten en referentes, íconos de una época, incluso sin tener una alta exposición pública, aunque fueron sobresalientes en sus actividades.
Carlos Antonio Palaversich, quien falleció a los 78 años, era uno de ellos. Por eso, su muerte enluta por estas horas a gran parte de la ciudad y a al pueblo que lo vio nacer: Rancagua.
A los 10 años se vino a Pergamino y vivió en la esquina de Echevarría y Perú, donde su papá Antonio tenía una peluquería y su mamá, Elsa un almacén de ramos generales.
Cursó sus estudios en la Escuela Normal Superior “Dr. Joaquín V. González” y jugó al fútbol hasta la cuarta división en Racing Club. También integró la Selección de Pergamino.
En 1969 comenzó con el corretaje de semillas para fundar, apenas 3 años después, lo que fue la empresa Palaversich y Cía S.A., una empresa líder en producción y comercialización de semillas, que posteriormente fue vendida al Grupo Barenbrug.
Carlos fue muy familiero y de disfrutar mucho tiempo con sus amigos. Trabajador, gran esposo, mejor papá y brillante abuelo.
Amante de los deportes, colaboró con muchos clubes de como Argentino, Gimnasia y Esgrima en La Liga Nacional de Básquetbol, siempre vinculado y socio de Douglas Haig, como también fanático de River Plate.
También fue dirigente del Club Social durante 11 años, institución donde cada viernes compartía una cena con amigos, esos que lo van a extrañar más de la cuenta.
El paso del tiempo convirtió a su empresa en un lugar de referencia, emblemático. Como Douglas Haig o Julio Mazitegui, Palaversich también era sinónimo puro de Pergamino. Y si algo hizo que perdurara durante tantos años hasta su venta fue por la calidez, la responsabilidad y la amabilidad que caracterizaban a quienes conducían la firma.
Carlos Antonio Palaversich tenía dos hermanos. Alberto, también fallecido y Ricardo. Y dos hijos, Nicolás, casado con Belén, papá de Conrado y Pilar y María Eugenia, esposa de Alejandro, mamá de Amparo y Elena.
El Club Social, las instituciones, la ciudad, no será lo mismo sin Carlos Palaversich. Pero el legado que mantuvo con esfuerzo, dedicación y afecto a lo largo de su vida ya es parte de la historia del Pergamino al que tanto quiso y que hoy lamenta profundamente su partida.
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