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La increíble tarea de bucear a ciegas para que la ciudad pueda tener agua potable

Cómo es el trabajo de quienes evitan que se tape la planta potabilizadora de Assa a raíz de la bajante en Rosario

Bucean sin ver. No utilizan linternas porque la luz rebota en el barro, crea una pantalla blanca y les causa cansancio visual. Extraen camalotes y un sinnúmero de elementos que, a raíz de la bajante, obstruyen la toma de agua potable de la planta potabilizadora de Aguas Santafesinas SA (Assa). Así es el denodado trabajo de los buzos de la empresa que este jueves volvieron a sumergirse a ciegas para que la ciudad siga teniendo el vital suministro.

Desde hace meses, la toma de agua de la planta que la firma tiene en French y Echeverría capta muchos más elementos sólidos que cuando los niveles del río son normales. Esto se refleja en el mantenimiento que se debe hacer: antes eran uno o dos por año; desde que comenzó la bajante, se hicieron entre 15 y 20.

Ante esta situación de obstrucción es imprescindible el trabajo de los buzos de la empresa, que sin visibilidad bajo el agua y con una alta capacidad de percepción, tienen que sumergirse para detectar fallas o limpiar los componentes necesarios para que el servicio se brinde correctamente.

“Somos como los bomberos: nos llaman y la respuesta tiene que ser automática”, describe el buzo de salvamento Pablo Agosti, quien trabaja hace 15 años en Assa y remarca lo inusual del contexto. Es que el trabajo de limpieza que hicieron este jueves por la mañana, luego de que la empresa anunció que se cortaba el suministro durante dos horas en Rosario, Funes y Villa Gobernador Gálvez, es común hacerlo una o dos veces al año sin tener en cuenta la bajante del río. Pero desde que comenzó este fenómeno, llevan entre 15 y 20 limpiezas en un año y medio.

Agosti detalla que “el trabajo de buzo no es solamente abajo del agua, porque hay que preparar todo antes para desarrollarlo. Un buceo más seguro es en el que estamos menos tiempo bajo el agua, cuando nos toca llevar herramientas para poder hacer el trabajo”.

“Hemos visto grandes camalotes que nos han traído complejidad técnica para sacarlos, pero que no han afectado la captación de agua potable como ahora”, agrega.

Agregar bombas para garantizar el suministro se volvió moneda corriente en el trabajo, aunque el cansancio con este contexto de bajante se nota cada vez más en los buzos, con tareas que son “100% sin visibilidad”, cuenta Agosti, y se resume todo a su capacidad de percepción bajo el agua. No usan linternas porque la luz “rebota en el barro, crea una pantalla blanca y te provoca cansancio visual, además de que si se vería, sería a corta distancia”.

Al tanteo

“Bajamos sin ver. Tomamos conocimientos de nuestro alrededor, vamos tocando, calmadamente, entendiendo lo que tenemos y, en base a eso, empezamos a trabajar. Tenemos que tocar y sentir, para salir y decir qué es lo que pasa abajo del agua”, asegura.

Este jueves se encargaron de limpiar las rejas que forman parte de la toma de agua principal de la planta de French y Echeverría, las cuales “se tapan con residuos vegetales, como palos, ramas o camalotes”.

“Al estar tan bajo el río, los pilotes hacen una especie de contención y se empieza a obturar todo. Hay que retirar eso y, para el trabajo, hay que parar el bombeo. Con el nivel del río tan bajo, el cono de succión está mucho más cerca de la superficie y así aumenta el grado de succión y capta algunos sólidos que, en condiciones normales, nos los captaba”, explica Agosti.

El trabajo no es habitual que se haga tan seguido. “Se hace, normalmente, una o dos veces por año, de manera preventiva y con planificación. Ahora pasa que no podemos programar un trabajo de buceo porque al estar el río tan bajo, la toma de agua queda cerca de la costa y capta todo material sólido y vegetal. Desde que arrancó la bajante, a principios del año pasado, tuvimos que hacer esto entre 15 y 20 veces”, detalla el buzo.

La perspectiva a futuro no es alentadora, ya que continúa la emergencia hídrica (según decreto nacional 482/21) y el Instituto Nacional del Agua (INA) indica que prevalece una tendencia descendente de aguas, que durará tres meses, en todas las secciones del río Paraná. El pico inferior de la bajante se espera para noviembre de este año.

Por su parte, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) estima que los niveles de precipitaciones en la cuenca del río Paraná se mantendrán con niveles inferiores a los normales en el sur y norte del Litoral, al tiempo que se incrementan las probabilidades de precipitaciones superiores a lo normal en las nacientes del río Paraná.

En tanto, la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías encuadra la situación en los parámetros de sequía moderada, con extensiones del área afectada hacia el centro de Corrientes, Formosa y Misiones; mientras que la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) informa que el sistema de embalses emplazados aguas arriba de la central se encuentra con un nivel muy por debajo de lo normal.

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