El domingo fue un día de celebración de la democracia. Una jornada electoral en la que miles de pergaminenses asistieron a votar a los futuros representantes legislativos. Sin embargo, no todos los votantes pudieron hacerlo como les hubiera gustado.
Antonella Trotta, junto a otras personas con diferentes discapacidades motrices, dieron a conocer días atrás una carta abierta en la que visibilizaron las múltiples barreras sociales y arquitectónicas que deben atravesar y la gran cantidad de derechos que se vulneran a diario, debido a legislaciones que no se cumplen.
Con el objetivo de mejorar la accesibilidad para personas con discapacidad, redactaron y difundieron la carta, para que llegue a los candidatos y a los funcionarios municipales, responsables de hacer cumplir las normas vigentes.
No solo nadie del Consejo Municipal de Personas con Discapacidad ni de la Municipalidad de Pergamino se comunicó con Antonella ni con nadie del grupo sino que fueron, una vez más, víctimas de la falta de accesibilidad el último domingo.
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Por medio de las redes sociales, Antonella Trotta compartió su angustia y su bronca, luego de irse de la Escuela Técnica N° 2, ubicada sobre calle Florida, a metros del Palacio Municipal, donde no pudo entrar porque no había rampa que le permitiera acceder.
“En la entrada de la escuela la rampa que supuestamente estaba para poner, no estaba puesta. Estoy muy indignada porque a pesar de que escribimos una carta abierta, estoy viendo que en la mayoría de las escuelas no hay ni siquiera rampas temporarias para que la gente pueda ir a votar”, denunció en un video que compartió en las redes sociales.
Asimismo le dijo a PRIMERA PLANA que “me escribieron un montón de personas que estuvieron en situaciones similares a las mías y a algunas hasta se negaban de bajarles las urnas y las tenían arriba”. Y remarcó una vez más su reclamo de la carta abierta para concientizar: “Estas son las cosas que nos causan a las personas con discapacidad”.
En el caso de Antonella, la urna se la bajaron del edificio escolar para que pueda votar, pero detalló que “no me la querían alcanzar al auto que estaba a unos metros. Así que me tuvieron que ayudar a bajar para acercarme a la puerta y tuve que votar delante de un montón de personas que se enteraron a quien voté. Ni siquiera fue un voto secreto como lo hace otra persona. No pude votar como hubiese querido y fue horrible. Me volví a casa súper mal”.
En ese sentido, aseguró que “una vez más volví a chocarme con esta sociedad individualista llena de barreras sociales”, pero resaltó que “antes me callaba, pero no quiero hacerlo más, por mí y por las miles de personas con discapacidad que les pasaron situaciones muy parecidas”.
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