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¿Quién es Julio Medina?: La dura historia detrás del amigo de todos, que hoy lucha por su vida

Mientras permanece internado en recuperación, su hermana recordó el camino recorrido juntos y las crudas vicisitudes que marcaron su infancia. “Lo diagnosticaron como paciente esquizofrénico, pero es un amor de persona”, subrayó

El entrañable personaje de nuestra ciudad, Julio Medina, continúa respondiendo favorablemente al tratamiento médico en la Clínica Provincial de Merlo, donde fue trasladado luego se sufrir serias quemaduras a raíz de un accidente doméstico.

Su hermana Virginia Medina es quién se moviliza para acompañarlo en todo momento durante los meses que le esperan ya que los médicos confirmaron que tiene el 36 por ciento del cuerpo comprometido y su recuperación requiere de procedimientos de alta complejidad.

Desde la localidad de Manuel Ocampo, su hermana se trasladó a un departamento en San Antonio de Padua, ubicado a 12 minutos de la clínica, para tomarse el tren a diario y acompañar a Julio.

“Recién ahora estoy cayendo de lo que pasó. Estoy bien porque hay una leve mejoría, pero es un proceso largo”, le dijo a PRIMERA PLANA.

“Mientras él esté bien y vaya respondiendo a todo lo que le están haciendo me pongo contenta porque quiero que vuelva a su Pergamino”, añadió.

 

Las idas y vueltas de la vida de los Medina

En los momentos difíciles es cuando más se expresa la unión y la incondicionalidad familiar. Así lo demostró Virginia, principalmente luego de la ardua infancia que les tocó vivir junto a Julio, el amigo de todos.

A pesar de las dificultades, los 6 hermanos Medina mantienen el contacto, acompañándose mutuamente según sus posibilidades y hoy están pendientes de la salud de Julio. Precisamente es el hermano mayor, con 53 años; luego está Virginia, después Alicia, que vive en Salto; Analía y María Rosa, radicadas en Pergamino y el más chico es Gonzalo, que vive en Villa Constitución.

Todos crecieron en el Conurbano bonaerense, en José C. Paz, junto a sus padres. “Mi mamá trabajaba todo el día y mi papá hacia jardinería en casas y quintas. Nosotros íbamos al colegio y comíamos ahí”, recordó Virginia.

Sin embargo, también narró que “sufríamos mucha violencia familiar por él. Mi papá nos pegaba de chicos y nos maltrataba mucho, más que nada a Julio y a mí. Mi mamá también sufría violencia de género y yo siempre la defendí, porque era de fierro”.

El 1983 marcó un antes y un después para la familia. En marzo de ese año, los hermanos llegaron a Pergamino. “Mi mamá llegó de trabajar, nos bañó a todos y nos llevó a un lugar grande. Nosotros sabíamos que se venía algo malo. En ese edificio habló con un muchacho, firmó unos papeles y no llevaron en una tráfic”.

El 19 de marzo de ese año, específicamente, las hermanas mujeres fueron radicadas en El Hogar de Jesús y los varones en el el Hogar Escuela “Monseñor Scalabrini”. “Pasamos toda esta mala vida y era la primera vez que nos separábamos”, aseguró Virginia.

En octubre, las hermanas recibieron la visita de su madre en el Hogar, quién se había mudado a una pensión en nuestra ciudad y comenzó a trabajar. “Ella nos trajo ropa y golosinas. Pero al rato llegó mi papá y se pusieron a discutir. Recuerdo que él llevaba en su mano un portafolio que se cayó y vi que salió el mango de una cuchilla de carnicero.

“Yo le dije que se vaya y que si no iba a hablar con las monjas para que nunca más lo dejen entrar. Después mi mamá se fue y esa fue la última vez que la vi en vida”, lamentó.

Al día siguiente, el cuerpo de su madre fue encontrado en el Parque Municipal “General José de San Martín”, atrás del natatorio, con cuatro puñaladas. “En la dirección del colegio estaba mi tía, hermana de mi papá, para avisarnos que mi mamá había fallecido supuestamente al salir de la escuela; dijo que la había atropellado un auto”, detalló a PRIMERA PLANA.

“Ella, mi mamá, tenía 32 años y era una mujer hermosa. Fuimos al velorio y cuando la vi con la cara golpeada me quería morir”, indicó.

No obstante, no fue sino hasta el otro día que los hermanos supieron la verdad. La noticia de la muerte de su madre figuraba en la primera plana del diario y entre compañeras de colegio, Virginia leyó lo que había ocurrido. “Creo que fue el primer femicidio en la ciudad que se supo. Me agarró una crisis de nervios, quería romper todo. Llamé a mi tía para preguntarle porque me había mentido y entendí que mi viejo nos cagó la vida a todos”, sentenció.

“Es algo que nunca se supera. Todavía necesitamos a mi madre”, continuó.

El padre confesó el crimen a la tía de los niños y fue ella quién lo entregó. El hombre fue sentenciado a cadena perpetua y trasladado a la Unidad Penitenciaria Nº 3 de San Nicolás, pero recuperó su libertad en 1996. Ese mismo año falleció productor de un pico de diabetes.

 

Los hermanos sean unidos

Respecto a la salud mental de Julio, su hermana contó que “al poco tiempo que falleció mi mamá, Julio estaba hamacándose y según su versión, se le apareció mi mamá parada frente a él y lo llamaba diciéndole: ‘hijo vení’. En ese momento, le agarró un ataque de esquizofrenia por el cual comenzó un tratamiento psiquiátrico con medicación.

“Lo diagnosticaron como paciente esquizofrénico, pero no es un chico malo ni tiene problemas con nadie. Es un amor de persona”, sostuvo Virginia.

Durante esos años fue difícil mantener el vínculo. Los hermanos fueron trasladados a La Plata y las hermanas finalizaron sus estudios en el Instituto Comercial Gianelli. “Estuve ahí hasta los 18 años e hice mi vida en Campana. Cuando volví a Pergamino empezamos a tener más contacto. Empecé a rastrearlo hasta que logré encontrarlo y tratamos de nunca dejar de vernos”, manifestó.

Si bien no se sabe cuándo Julio retornó a nuestra ciudad, su hermana aseguró que “él siempre andaba como balita de loco para todos lados. Sé que se dedicó a pintar cuadros, a vender turrones. Conoció a sus amigos que son de fierro y a Amanda, la mujer con la que está casado desde hace más de 25 años.

“Con su espontaneidad se ganó el corazón de muchos que lo fueron ayudando y que hasta el día de hoy están siempre ahí al pie del cañón”, continuó.

Por eso, resaltó que Julio, internado en el área de terapia intensiva, en un centro de salud de Merlo, “lo único que quiere es volver a Pergamino. Deseo que pueda salir caminando de acá y se reencuentre con toda su gente”, subrayó Virginia aPRIMERA PLANA, la hermana que lo acompaña en este trance desde el primer minuto.

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