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Una experta del CONICET consideró que “los poderes políticos han sido funcionales por limitación o por participación”

Cecilia Gargano habló de la situación de contaminación ambiental y la calidad de agua de Pergamino y señaló que las leyes regulatorias son ineficientes para controlar el sistema productivo extractivista que volvió al líquido elemento no aptó para el consumo humano

La contaminación del agua potable de Pergamino es una problemáticas que más preocupa en los últimos años, teniendo en cuenta que las investigaciones de la Justicia Federal revelaron altos niveles de tóxicos.

El líquido elemento no es apto para consumo humano, según lo confirmó en abril de 2019 el Cuerpo Médico Forense de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ratificando que el agua de Pergamino estaba contaminada con 18 tipos de compuestos químicos nocivos para la salud.

Cecilia Gargano, historiadora e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) afirmó ayer en Pan&Circo de RADIO MÁS (FM 106.7), que “uno de los informes incorporados a la causa planteaba que la concentración de plaguicidas que se encontró en los patios de las casas de los vecinos, en algunos casos, es más alta que en los cultivos”.

Estos altos niveles de la sustancia en zonas pobladas se deben a que su uso es cada vez mayor, a pesar de que está en vigencia una medida cautelar establecida para regularlo.

Los efectos sanitarios en las poblaciones, causados por la agricultura, afectan a los núcleos urbanos también.

Uno de los principales problemas, es que, en el caso del agua, los marcos regulatorios para medir los agroquímicos que contiene no plantean lo que sucede con la exposición a muy bajas concentraciones durante un período prolongado de tiempo cómo puede ser tomar agua todos los días.

La investigadora explicó que el Código Alimentario Argentino y la Ley de Residuos Peligrosos son las dos principales herramientas establecidas para plantear si el agua es potable o no, en función de la cantidad de plaguicidas que tenga. Pero para eso, presentan un listado de moléculas de fumigadores que ya no se usan en el campo. Por ende, las principales sustancias químicas que si se utilizan en la agricultura, no figuran.

“Esta desregulación habla de una política de desprotección más amplia”, subrayó Gargano y recordó que “en Pergamino, el propio intendente intentó apelar la cautelar dispuesta por la Justicia”.

En ese sentido, afirmó que “claramente estamos hablando de una forma de producir y de una política de Estado que ha atravesado distintos gobiernos y que ha intensificado esta matriz que tiene como consecuencia una degradación muy grave del ambiente y que además concentra ganancias millonarias en pocas manos”.

Es por eso que la profesional del CONICET no dudó al asegurar que “los poderes políticos han sido funcionales por limitación o por participación”.

A más de 25 años de producir de manera extractivista, se llegó a daños como los que se sufren en nuestra ciudad: “En plena Provincia de Buenos Aires, zona núcleo, la tierra más fértil de la Argentina, con agua que ya no es potable para el consumo, por la cantidad de agroquímicos que tiene. La situación es alarmante y no tenemos mucho margen para seguir dilatando esta matriz productiva”, sentenció Cecilia Gargano.

 

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