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Acoso sexual a una mujer en las redes: se justificó diciendo que lo hizo por la "abstinencia tortuosa"

Proclamado antifeminista y anticomunista, el platense mandó una foto de su pene a una mujer en las redes sociales. Lo escracharon y dio explicaciones misóginas.

"Odio tener que publicar algo así pero me parece de suma importancia denunciar y escrachar a este enfermo que sin necesidad alguna me manda un mensaje así. Estoy preocupada por los nenes chiquitos que hay en redes y que puedan encontrarse con esta clase de lacras", escribió una joven usuaria de Instagram, adjuntando una captura de pantalla donde se ve la foto del hombre, J.D., mostrando su pene con la tristemente célebre frase "mirá cómo me ponés".

En la foto puede verse claramente el mensaje no solicitado, con el acosador abierto de piernas y mostrando sus genitales y su textual de que el rostro de la víctima lo "excita". Una vez que la mujer hizo público el hecho a través de las capturas, J.D. realizó un "descargo" en su cuenta personal de Facebook donde básicamente justificó el envío de la foto y dijo que fue a causa del feminismo y del aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por la pandemia de coronavius.

"Recientemente estuve teniendo actitudes impulsivas por privado vía Internet debido a que no aguanto más la abstinencia tortuosa en la que me metieron hace ya años (abstinencia que con la cuarentena se refuerza el triple...)", escribió. "La cuarentena nos está matando a todos, pero a mi particularmente por privaciones que me venían imponiendo desde mucho antes. Muchos tienen al menos la suerte de tener una mina con la cual pasarla bien y desahogar sus penas... yo no. Durante mas de veinte años hice hasta lo imposible por tener una vida amorosa y sexual plena y digna: fui amable, caballero, romántico, lo fui con compañeras de la secundaria, con chicas que estaban en un grupo de amigos, vecinas del barrio, INTENTÉ DE TODO Y NADA FUNCIONÓ. No me estoy justificando por las cosas que están por circular en mi contra... pero sí les aseguro que ya ni me importa afrontar las consecuencias", escribió antes de ponerse a enumerar la poca cantidad de mujeres con las que estuvo en su vida, como si eso de alguna manera fundamentara el envío de una foto de su pene a una desconocida.

En esa línea, le echó la culpa a "dos de las pocas minas" que le "dieron cabida" ya que finalmente lo terminaron "metiendo en quilombos" y también a la "coalición femi-marxista" que "construyó este nuevo mundo de abstinencia tortuosa e irrespirable en la cual no solo me toca estar encerrado a mi, sino a la gran mayoría de tipos que en medio de la desesperación van a la zona roja y se resignan a comerse un trava ante la falta de minas". 

La transfobia y la misoginia del mensaje continúan. J.D. advirtió que "ya no sabemos qué carajo hacer para caerle bien a una mina", ya que no aceptan invitaciones a comer o dicen que tienen novio "cuando en realidad están solas y te sacan de encima de forma burlesca y cínica". Advirtió que en La Plata "cerraron absolutamente todas, pero TODAS, las agencias de acompañantes, bajo la excusa del secuestro y la trata" y que sus propios amigos, que alguna vez se ofrecieron a hacerle "gancho con una mina", terminaron siendo "unos chantas de mierda y ortivas que no te pasan ni la dirección de un boliche o de un bar".

Todos estos factores, según la teoría de J.D. "construyeron este maldito mundo de tortuosa abstinencia". "Aclaro que jamas violé a nadie ni lo voy a hacer. Yo sólo actué detrás de una cámara o detrás de una cuenta de Facebook e Instagram. Otros recurren a agarrar un fierro y meterse armados adentro de la casa de una mina y depredarla para poder saciarse... yo NO LLEGO A ESO", sostuvo el hombre, que trabaja en una empresa de La Plata de accesorios informáticos y servicio técnico de celulares, computadoras y consolas de juego.

"Todas las minas que van a salir a hablar, ninguna va a poder decir que le toqué un pelo en la calle, mucho menos que la violé", aseveró el hombre. En cambio, aseguró, "todas las minas que se me rieron en la jeta durante años habiendo intentado de todo, y el feminismo reventado que destruyó toda posibilidad de cortejo con la colaboración de sus marxistas obsecuentes no se hacen cargo de la asfixiante abstinencia que me han causado a mí y a muchos más, los cuales terminan recurriendo a actos peores que los míos". Y tras haber reconocido que son varias las víctimas de acoso, dijo que el mensaje iba dirigido "a todas las feministas pañuelo verde".

Después, en mayúsculas como si estuviera enojado, se desquitó contra el feminismo, el comunismo, las personas que defienden "motochorros, cumbieros, drogones y asesinos" y quienes "piden toda la mano dura" contra él "por boludeces" que pudo "haber mandado o hecho detrás de una cámara cuando no violé mi maté a nadie ni lo voy a hacer jamás". En su cuenta de Facebook, J.D. tiene una foto de perfil con un marco abiertamente anticomunista y una de sus primeras publicaciones en modo público es un video donde prende fuego el pañuelo verde del aborto legal, seguro y gratuito, y grita repetidamente "no van a ganar, no van a ganar".

El insólito texto donde el acosador trata de pasar por víctima es llamativo y podría encuadrarse dentro de las características de los llamados "incels", una comunidad virtual integrada casi absolutamente por hombres heterosexuales (antes no era así) que dicen ser incapaces de tener relaciones sexuales y creen que la culpa es, en gran parte, del movimiento de mujeres. Según Wikipedia sus características principales son el resentimiento, la autocompasión, el racismo, la misoginia, la misantropía y el narcisismo, las discusiones de sus grupos "a menudo giran en torno a la creencia de que a los hombres se les debe sexo y otros temas comunes incluyen la ociosidad, la soledad, la depresión o el suicidio, así como varios atributos que creen que aumentan la conveniencia de uno mismo como pareja, como ingresos o personalidad". "La oposición al feminismo y los derechos de las mujeres es común, y algunos carteles culpan a la liberación de las mujeres por su incapacidad para encontrar una pareja", cierra el apartado en la conocida enciclopedia virtual.

En la normativa provincial vigente, a pesar de que desde hace años millones de mujeres en el país reciben fotos no solicitadas por Internet, no existe una legislación que regule el tema. Se trata de un comportamiento que, de ser cometido en la vía pública, podría encuadrarse como exhibición obscena, que es una contravención e implica el pago de una multa económica y no la asistencia a un curso o taller sobre violencia machista, por ejemplo. En líneas generaleslos hechos del mundo digital están lejos de ser legislados en Argentina y menos aún los concernientes a la protección integral de los derechos de las mujeres dentro de Internet. Sí están abordados el grooming, el acoso o abuso sexual virtual cometido contra menores de edad y la llamada "pornovenganza".

Cabe destacar que la fundación FemHack de activismo feminista digital, con sede en La Plata, presentó un proyecto de ley que ya tiene media sanción en la cámara de Diputados de la Nación y que prevé una modificación de la Ley 26.485 de Protección Integral a las Mujeres. En la reforma se aborda el tema de la violencia digital e incorpora al artículo 6, que describe las modalidades de violencia, la figura de violencia telemática, que es "aquella ejercida con la asistencia o a través del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), como por ejemplo los teléfonos celulares, la Internet, las plataformas de redes sociales o el correo electrónico". Esto todavía no está vigente, sino que debe ser aprobado por la cámara de Senadores.  

Pese a los intentos legislativos, el envío de fotos no solicitadas de genitales (usualmente de varones) sigue siendo una realidad conocida para la mayoría de mujeres que habitan el mundo de las redes y desarrollan una identidad virtual. Sin embargo es una forma de acoso que no solo no está legislada sino tampoco prevenida de ninguna manera en el mundo de Internet, ni en campañas a través de medios de comunicación oficiales o privados. En tiempos de pandemia y encierro voluntario y con la virtualidad como espacio público de intercambio, el tema del acoso virtual se pone de manifiesto con una urgencia antes impensada.

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