Durante el fin de semana largo, para conmemorar el Día del Padre, Graciela y su hijo fueron al Cementerio Municipal a visitar el nicho en el que yacen los restos de sus progenitores.
Solía frecuentar el Cementerio todos los domingos, pero la inseguridad de la zona y el abandono del lugar hicieron que sus visitas se vuelvan cada vez más esporádicas. “Me hace mucho daño ir. Soy muy creyente y en 25 días se me fueron mis padres. No quedé bien, pero los visitaba siempre. Hasta que fueron pasando los años y empezamos los problemas: que no limpiaban, que no cortaban los yuyos, que robaban las cosas; teníamos miedo”, se quejó la vecina a PRIMERA PLANA.
Las desagradables situaciones hicieron que Graciela dejé de ir. “Mi prima y mis hermanas iban y vieron que nos quisieron robar las placas. Así que tuvimos que avisar para que las peguen bien de vuelta”, recordó.
Luego de 5 meses sin visitar el espacio municipal ubicado donde termina calle Castelli, el Día del Padre ameritó hacer una excepción.
La mujer y su hijo visitaron el nicho familiar ya que “parecía que era un llamado el que me hacía mi papá, como que me extrañaba, porque yo iba todos los santos días a la casa”, expresó.
“Entre tanto abandono, iba con temor. Y cuando entramos, mi hijo se dio cuenta de lejos e intentó disuadirme: el nicho de mi madre estaba hecho pedazos”, lamentó Graciela y admitió que “cuando vi el cajón de mi madre así, después de 18 años, me hizo tan mal que me descompuse, me dolió mucho el pecho y mi hijo como pudo, pobrecito, me atendió. No lo podía creer; los gritos míos se sentirían en medio Cementerio”.
La mujer tuvo que esperar hasta el martes para realizar un reclamo, con la angustia e impotencia de la situación.
Eduardo Fresno, encargado del Cementerio Municipal, derivó a la vecina a la Cooperativa Eléctrica Limitada de Pergamino (CELP), debido a que el nicho y su mantenimiento corresponden a la entidad de Avenida Marcelino Ugarte. “Fresno me dijo que ellos nos podían hacer nada. Pero yo les estoy pagando un servicio anual. Nosotros compramos el lugar, pero también pagamos los impuestos para que lo mantengan limpio y cuidado.
“Vos vas al cementerio y es terrible. Sobre que uno va con una angustia, con una tristeza, ve los cajones rotos, ve las tapas todas destrozadas, no hay placas que hayan dejado”, aseguró.
Al igual que Graciela, los reclamos por las condiciones del Cementerio Municipal provienen de cientos de vecinos que tienen allí sus nichos familiares. “Sé que no soy yo sola; quiero luchar por todos, para que sea digno el lugar de los muertos”, añadió.
Las autoridades del Cementerio la derivaron a las Salas Velatorias de la CELP, pero allí le dijeron que debía hacer un reclamo formal en la Municipalidad. “El propio muchacho del velatorio me dijo que hacen eso para mandarme de acá para allá y liberarse. Pero a mí no me van a hacer eso porque yo voy a seguir hasta el cansancio”, prometió.
También reflexionó que “no es justo que yo tenga que moverme y que no me atiendan. Soy grande, no manejo y no puedo estar pendiente de lo que ellos quieran. No es así. A mí me hicieron un daño muy grande; más moral que físico”.
En este sentido, Graciela denunció a PRIMERA PLANA que “nosotros tenemos miedo” porque “fueron muchas las cosas que pasaron cuando iba. Cuando voy me hace mal y lloró; me hace mal a la cabeza”. Y exigió que “si nosotros pagamos los impuestos ¿Por qué ellos no hacen lo que les corresponde? Es tierra de nadie; qué se ocupen del Cementerio”.
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